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Suscribirse al canal contenidos Ascensión a el Centenera (1810 m) por luiso -- 01/07/2007
Vía: (Integral de la Sierra de la Puebla) --
(7734 visitas)
  • Hora de salida: 8
  • Hora de llegada: 19
  • Meteorología: Mixto
  • Dificultad: Muy facil
  • Días: 1
  • Tipo: Trekking
  • Gps: Sin fichero GPS
  • Sin panorámicas
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Centenera  (1810 metros)
Recorrido integral de la Sierra de la Puebla.
Recorrido integral de la Sierra de la Puebla.

La pista que sale de la Puebla de la Sierra, camino de la pequeña presa.

Senda a través del bosque, entre la presa y el Lomillo.

Jaral al dejar la senda y empezar a remontar el Lomillo. Arriba, Loma Concha.
INTEGRAL DE LA SIERRA DE LA PUEBLA

SITUACIÓN:
* Unidad: Sierra de la Puebla.
* Población más cercana: Puebla de la Sierra (Madrid).
* Cartografía: La Tienda Verde, "SIERRAS DE AYLLÓN Y OCEJÓN", E 1/50000.

¿DÓNDE ESTAMOS?: Entre las provincias de Madrid y Guadalajara, al sur de las mayores alturas del Macizo de Ayllón, se levanta la Sierra de la Puebla, que abraza la cabecera del río del mismo nombre, tributario del Lozoya. Se trata de una loma herbosa, en forma de herradura, elevada sobre laderas pobladas de pinos, robles y denso matorral, donde surgen de vez en cuando la pizarra y la cuarcita para formar vistosos canchos. Sus cuatro cumbres más destacadas superan los 1.800 metros.

ACCESO: A la Puebla de la Sierra se llega desde Madrid, al cabo de unos 110 km., por la A-1, Buitrago de Lozoya, Gandullas y Prádena del Rincón.

ITINERARIO: Puebla de la Sierra - presa del Arroyo del Portillo - El Lomillo - Cerro Concha - La Centenera - La Tornera - Porrejón - Peña de la Cabra - Collado Cimero - Barranco Borriquero - Puebla de la Sierra.

FICHA TÉCNICA:
* Desnivel: Unos 1.650 m. acumulados en varias subidas, la mayor de 675.
* Tiempo: Unas 8h45, en total, sin contar paradas.
* Dificultad: Muy fácil. Alguna banda de matorral cerrado. Sin tener que trepar realmente, hay varios pasos abruptos, en ocasiones sin señalizar, en la cresta.

COMENTARIOS: Recorrer este cordal completo en una sola jornada, uniendo las cuatro cumbres principales del la Sierra de la Puebla, era algo que se me ocurrió hace bastante tiempo pero que, por unas cosas u otras, no había encontrado la ocasión de hacer. Tras haberlo realizado, creo que es una de las actividades más bonitas y exigentes de senderismo en media montaña que pueden llevarse a cabo en el Sistema Central.
Físicamente, se lleva bastante mejor de lo que parece por desnivel y distancia, ya que los esfuerzos están repartidos entre tramos suaves. Si bien se trata de caminar todo el tiempo, casi siempre por terreno cómodo y bien marcado, el matorral se cierra en algunos tramos y también hay que apoyar las manos en algún pasaje rocoso. En resumen, es un itinerario para gente en buena forma y acostumbrada a moverse fuera de senda.

ADVERTENCIA: Toda la "literatura" de las cuatro cumbres que engloba esta ruta (Centenera ? Tornera ? Porrejón ? Peña de la Cabra) es igual pero las fotos son distintas. Siguen orden cronológico y he intentado ajustarlas a cada pico.

DETALLES: Salí de la Puebla de la Sierra caminando por la carretera que se dirige a Robledillo de la Jara. La cinta de asfalto deja el pueblo por el extremo opuesto al que entré y baja en suave pendiente, siguiendo el curso del Río de la Puebla. Apenas a 500 metros de las últimas casas, antes de que la carretera cruce el río, salen dos pistas de tierra muy seguidas a la izquierda (E). Tomé la segunda, dejándome guiar por las señales de pintura roja y blanca del GR.88, que voy a seguir en la primera parte de la ruta. La pista, amplia y de bien conservado piso, gira enseguida al sureste para ir llaneando entre árboles dispersos, recorriendo la ladera de la loma secundaria que baja de Cabeza Minga. Al llegar a su extremo, giré con ella para rodearlo y bajé hasta una pradera, al borde un diminuto embalse, donde la pista muere bruscamente. El paraje es encantador, con la densa vegetación surgiendo del agua. Para continuar, crucé un puentecillo de cemento, medio oculto por las ramas, en la cola de la balsa de agua. Al otro lado del mismo, siguiendo siempre las marcas de GR., emprendí una subida suave por una senda que discurre entre densa vegetación. Al poco, salí a una pradera en un rellano que forma aquí el monte, junto al grupo de rocas de la cota 1.132. Enfrente, se ve otra pradera, donde dejaré el GR.88 para acometer la subida a la Centenera por lo alto del Lomillo. Para alcanzar esa segunda pradera, no hay más que seguir el GR., que atraviesa llaneando la ladera del cóncavo que se abre en medio.
Dejé la senda por la izquierda en la citada segunda pradera, dispuesto a remontar el Lomillo. Me cerraba el paso un denso jaral pero a mi izquierda según encaraba la pendiente, vi dos pequeños hitos sobre sendas rocas, junto al límite inferior del matorral. Lo que indicaban no puede calificarse ni de senda pero, evidentemente, el paso repetido de gente o ganado había abierto un estrecho corte en las jaras; una línea de mínima resistencia que me permitió pasar con relativa facilidad aunque con algún momento de agobio por la altura del matorral y la estrechez del paso. Al otro lado de las jaras, salí a un rellano herboso, cerca de una pista. No hay senda ni hitos pero la ruta es obvia: por lo alto del lomo hacia arriba? y así lo hice.
Tras atravesar la pista, unas rocas me hicieron apoyar las manos de vez en cuando pero, con algún que otro rodeo, se puede pasar sin tener que trepar. Tras la zona rocosa, un pinar me regaló con su sombra pues el calor empezaba a apretar. Salí de los árboles junto a la cota 1.651, extremo de un prolongado rellano de la loma y donde vi, a mi derecha, un clarísimo trazo de senda en la hierba. Incorporándome al mismo, continué la subida, imperceptible ahora. La pendiente vuelve a intensificarse para acometer la subida a Loma Concha y vuelve a suavizarse a partir de dicha cota, siendo la subida final a la centenera muy suave. Para entonces, la vista es estupenda, entre la continuación de la cresta por la Tornera, a mi izquierda, y la agreste cresta este de la Centenera a mi derecha.
Para ir a la siguiente cumbre del día, avancé unos metros por el cordal hacia el este. La senda no sigue más allá de la Centenera pero el terreno es cómodo. Al llegar al entronque de la cresta este, que va al Collado de las Pilas, con el cordal principal, giré a la izquierda (NO) y bajé por una fuerte pendiente de piedras sueltas, sorteado las rocas que surgían de vez en cuando y buscando el paso más cómodo. Llegué así con razonable rapidez al collado de cota 1.654, intermedio entre la Centenera y la Tornera. Acometí entonces la subida hacia una cota intermedia, remontando una repisa de hierba que asciende por el lomo del cordal hacia la derecha y trazando luego un par de zig-zags para ir evitando las placas de roca que afloran en la ladera. Tras pasar un rellano otra breve subida me dejó en este pico secundario, cotado en 1.780 metros, desde donde se domina el tramo de cordal que resta hasta la Tornera.
La segunda parte de la subida al pico más alto de la Sierra de la Puebla es de carácter rocoso, tornándose el lomo en arista incómoda de una pizarra deleznable. Prefería flanquear antes que ir por el filo y me decidí por el lado izquierdo (SO) de la cresta, justo donde la roca se encuentra con la hierba. No hay senda ni hitos y el terreno escabroso me obligó a dar multitud de vueltas y revueltas buscando el paso cómodo, superando cortos escalones o flanqueando empinadas pendientes, con ayuda de las manos pero sin encontrar verdadera dificultad. Tras volver al cordal al pasar la horcada intermedia, volví al costado izquierdo del cordal para rodear una eminencia rocosa que no viene en el mapa, llegando al otro lado a un rellano herboso tras el que se eleva una rampa de hierba de pendiente moderada. Tras subirla, llegué a la cima de la Tornera, pico más alto de la Sierra de la Puebla y mitad, aproximada de la ruta.
Para continuar hacia el Porrejón, comencé a caminar siguiendo el cordal hacia el noroeste. Enseguida, reencontré un rastro de senda e hitos; a partir de aquí y hasta la Peña de la Cabra, todo el camino volvería a estar marcado. Cuando la cresta se torna rocosa, la senda me llevó a su costado derecho (NE), a una pedrera donde un paso bien pisado me permitió un descenso cómodo hasta el rellano de hierba que hay a sus pies. Siguiendo siempre la senda, fui caminando por el lomo del cordal, que es aquí amplio y poblado de hierba, y contorneando algún afloramiento rocoso por donde aquella me llevó. Llegué así al Collado Llano, amplia pradera en lo alto del cordal. Previamente pasé por un hito notable, verdadero menhir, constituido por una laja alargada de pizarra de más de metro y medio de alto.
La subida al siguiente alto, el Pinhierro, es una suave y amplísima loma cubierta de hierba, surcada por el trazo clarísimo de una senda. En esta cota, giré a la izquierda (O) con el cordal para bajar al Collado de las Palomas por una pendiente más acentuada pero siempre cómoda y con una vereda bien marcada. En este paso, crucé una pista y continué por la senda del otro lado para ascender a la Cabeza del Estillo. La pendiente vuelve aquí a ser suave y el único cuidado fue dar un pequeño rodeo para poner algo de distancia entre unas colmenas que han instalado últimamente y yo. El camino sigue más o menos el cordal, excepto un rodeo por la vertiente derecha (NE) para evitar las rocas de Peña Hierro. Sobrepasé algunos escaloncillos de roca pero sin siquiera apoyar las manos antes de alcanzar la cumbre del Porrejón, desde donde se gana respecto a lo anterior una bonita vista del Cerrón con el pueblo del Cardoso de la Sierra recostado a sus pies.
Continué por el cordal hacia el suroeste. La loma es aquí amplia y cubierta de hierba salpicada por alguna roca pero, en un par de ocasiones, hube de usar las manos para ayudarme a bajar sendos resaltes de roca. Se trata de pasos sin dificultad, señalados además por hitos. Cerca ya del Puerto de la Puebla, la senda se desvía a la izquierda del cordal para evitar unas rocas y sale a la carretera en la vertiente de la Puebla de la Sierra, a unos metros del collado. Girando a la derecha (SO), caminé unos metros por el asfalto hasta pasar al otro lado del puerto y tomar enseguida una pista de tierra que sale a la izquierda (S).
La pista atraviesa una delgada banda de pinos y sale enseguida a la loma, junto a unos repetidores, pasados los cuales se transforma súbitamente en senda. Siguiéndola, pasé una zona rocosa y culminé el Cerro Portezuela, desde donde pude ver el último pico del día, más allá de una loma redondeada cubierta de hierba amarilla. A la senda le sucedieron unas rodadas y luego una pista, al pasar junto a una caseta de vigilancia forestal. Por este camino, llegué al Collado de la Tiesa, lugar en el que desemboca en la pista que lo cruza. Continué por la loma del otro lado (SE), tomando una senda que la pasa por arriba y que luego deriva a la derecha (S) de la divisoria para mejor pasar un escaloncillo de roca y entrar en una especie de vaguada que baja del rellano inmediato a la Peña de la Cabra. A partir de aquí, se acaban las pendientes suaves.
Ascendí hacia la izquierda por la vaguada mencionada. La senda se difumina aquí hasta casi desaparecer pero la ruta es obvia. Poco antes de alcanzar la loma, vi a mi derecha los hitos que marcan el paso más cómodo por la pedrera que ocupa la base de la Peña de la Cabra. Siguiéndolos, subí por la misma. La pendiente es fuerte pero, a cambio, el terreno es más estable de lo que podía esperarse por la pinta. Se ve que pasa gente. La pedrera acaba en el lomo norte del pico; al llegar allí, giré a la derecha y recorrí los pocos metros que me separaban del hito. Hice una parada generosa aquí, recreándome al recorrer la cresta por la que antes había pasado.
Para bajar, comencé por caminar por el cordal hacia el sur, primero por una corta bajada cubierta de hierba y luego, cuando la cresta se hace rocosa, flanqueándola por la izquierda (E), siguiendo unos hitos escasos pero de gran tamaño (como para compensar) y un claro trazo de senda en el cascajo. Al llegar a la vertical de la cota 1.783, marcada por un gran mojón en la cresta, dejé la senda por la izquierda (E) para bajar hacia la visible pradera que, separando los pinares de ambas vertientes, cubre la loma que va al Cerro de las Cabezas. Realicé el descenso por donde me pareció, por terreno mixto de hierba y rocas, de fuerte pendiente, buscando el paso más cómodo. Hay algún hito pero no creo necesario seguirlos. Al disminuir la pendiente, entré en un pinar, que atravesé en bajada; salí del mismo para entrar en otra banda arbolada al poco. Tras los segundos pinos, salí a la loma antes citada, cuya hierba amarilla está surcada por unas rodadas que siguen el cordal. Siguiéndolas al sureste, pasé junto a una especie de redil, donde terminan bruscamente. Continué por la loma, rodeando por la izquierda (E) una zona de roca antes de salir al Collado Cimero.
Desde esta horcada, sale a la izquierda (E) un cortafuegos que baja por la vaguada de ese lado. Descendí por él hasta desembocar en una pedrera que, cortando el bosque circundante, continua el descenso. Este es quizá el tramo más incómodo de la ruta pero, por fortuna no dura mucho. A los pocos minutos de bajada y cuando los árboles empiezan a cerrarse, pude ver a mi izquierda (N) un hito de gran tamaño en la linde de los árboles. Marca la entrada en el bosque de una senda o, mejor dicho, lo que queda de ella. El camino está abandonado y el paso entre los matorrales que pueblan el suelo del bosque es claustrofóbico. Más de una vez, tuve que andar casi en cuclillas bajo las ramas. Tras un recorrido horizontal, por suerte bastante corto, salí de los árboles cerca de lo alto de una loma que, desde la Peña de la Cabra, se proyecta al este, separando el Barranco Borriquero del Arroyo del Hermosillo.
Caminé entonces por lo alto de este lomo herboso, siguiéndolo hacia el pueblo, que podía ya ver bajo la cumbre de la Tornera. La andadura es en general cómoda e incluso el par de ocasiones en que hay que pasar alguna banda de matorral, se hace con comodidad. La senda, desapareció al salir de los árboles pero tampoco es necesaria pues no se trata sino de ir bajando por lo alto de este cordal secundario. Ya cerca del pueblo, la pendiente se intensifica para entrar en el cauce del Río de la Puebla. Entré bajo unos árboles y, enseguida, me encontré una cerca cerrándome el paso y un camino que corre paralelo a la misma. Tomándolo a la derecha (S), por pura intuición, me llevó en poco tiempo hasta una entrada en la valla mencionada, por donde una pista conduce a un puente sobre el río; cruzándolo, llegué de vuelta al pueblo.

Mitad de subida del Lomillo: la pista bajo Loma Concha.

Cumbre de la centenera y Cerro Concha desde la loma del mismo nombre.

Llegando a la Centenera. A la derecha, la rocosa cresta este.

Una mirada atrás desde la Centenera: Cerro y Loma Concha. Al fondo, el Guadarrama.

Bajada hacia el collado 1.654 y continuación del cordal: la Tornera.

Vista contraria: la Centenera desde el collado 1.654.

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