Cucuruzuelo  (1972 metros)
La Sierra de la Estiva se alarga de norte a sur separando dos valles del pirineo occidental aragonés, a saber, el de Aragués del Puerto correspondiente al río Osía, y el de Aísa que surca el río Estarrón. El acceso al punto más elevado del cordal, el pico de Mesola, se puede realizar por ambas vertientes en una excursión cómoda de media montaña, saliendo desde el refugio de Lizara o bien empezando en la Plana de Saleras. Aquí se propone un recorrido por la falda sur de la montaña, a través de caminos siempre bien señalizados con marcas de PR, y teniendo como destino la primera estribación panorámica del cordal, el vértice geodésico del Cucuruzuelo. Desde su altura, rozando los dos mil metros, se obtiene un paisaje frontal a las grandes montañas de estos valles, entre las que destacan los gigantes del Bisaurín y el Aspe. En resumen, una excursión grata que pasa por bosques de distintas especies, con un tramo final de praderas suaves de andar gozoso.

DATOS TÉCNICOS:
-punto de inicio, refugio de Loma de Aísa a 1225 metros de altitud.
-duración, sobre las 4:30h en total.
-desnivel, 800 metros de subidas y bajadas.
-Vértice del Cucuruzuelo a 1972m.

DESCRIPCIÓN:
el punto de inicio de la excursión lo situamos en la carreterilla que une las localidades de Aísa y Jasa. Una calzada estrecha y revirada, de escaso tráfico, que alcanza un alto donde se ubica el refugio de Loma de Aísa, abierto al público pero sin demasiada utilidad al estar a pie del asfalto. Hay pocos sitios para dejar el auto, aunque la anchura de la pista que viene del sur es suficiente para no molestar a nadie. Aquí convergen senderos procedentes de los dos pueblos por el trazado del GR-15, y junto a la cabaña parte un carril hacia el norte con la indicación de un PR hacia la Loma de Cotín y Jasa. En esa dirección principian nuestros andares.







El pinar que habita junto al lindero de la pista se encontraba en este día bastante perjudicado por la procesionaria y el muérdago. Vamos en exposición solanera y los árboles tienen menos defensas frente a estos parásitos. Luego, en el resto de la excursión, el bosque ya mostraba un verdor libre de vecinos indeseables. El carril asciende gracias a un par de cuestas, dejando al lado una cabaña con antena, y tras quince minutos desde el inicio alcanza un desvío importante. Las pinturas del PR, amarillas y blancas, invitan a dejar la trocha por un camino a mano izquierda.







Ahora el camino llanea e incluso desciende un rato por la falda de la Loma de Aísa, entre un pinar al que se añaden especies de ambiente mas fresco como el quejigo o las hayas. En un claro, damos vista al pueblo de Jasa y a un paisaje extenso de sierras prepirenaicas.







Durante todo el trayecto hasta la cima del Cucuruzuelo hay pinturas y balizas del PR, a fin de marcar el rumbo y deslindar los posibles cruces. Se alternan tramos de anchura variable en el camino, con restos de antiguos tapiales en su margen y vistas esporádicas al sur.







El sendero empalma con una pista por la que seguimos hacia arriba, llegando enseguida a la fuente y abrevadero de Lur, una de las cuatro fuentes que veremos durante el transcurso de la ruta.







Un poco mas allá de la fuente, se incorpora por la derecha el carril que habíamos abandonado en la parte inicial de la excursión. La llegada a la Loma de Cotín es inmediata, y reconocible por una borda de gran tamaño ubicada en la misma comba de la ladera. A ella accede otro camino de pequeño recorrido procedente de Jasa, en una alternativa mas larga para llegar a este collado amplio, de paisaje abierto a los bosques del norte entre cuyo verdor destaca la mole del Bisaurín.









El sendero tuerce junto a la pared de la borda en dirección a la entrada del bosque, en un tramo forestal de umbría y llaneo muy agradables, bajo el follaje de abetos y hayas que alcanzan gran altura.









El bosque también cobija a pinos royos o silvestres de gran envergadura, de tronco grueso y amplias ramificaciones. La anchura del camino varía con diversos cruces en los que atender a las pinturas del PR, entre las tapias de antiguos corrales que delatan la cercanía del siguiente objetivo de la jornada, el refugio y fuente de las Vacías. Por si nos entraran dudas, un poste confirma el buen rumbo.









La senda de acceso al refugio de las Vacías se encuentra algo vestida de zarzas, bordeada de tapiales y con el rumoroso fluir de un arroyo cercano que suministra agua a la fuente-abrevadero. Se distinguen las ruinas de otras construcciones junto a los campos en los que será fácil ver excrementos de vacas, residentes habituales de la zona y testigos de nuestras andanzas en caso de hacer la excursión en verano. El refugio está abierto y tan sucio por dentro que no invita a la pernocta, a cambio el lugar es apetecible por su placidez y las vistas.









Lugar propicio para el almuerzo y el descanso, porque según reza el cartel todavía falta hora y media de ascenso hasta la cima del Cucuruzuelo, estimación que se puede dejar en menos a un ritmo normal. El PR entra de nuevo en el pinar por una tiradera de fuerte cuesta, atravesando mas arriba campas abiertas de pasto que forman parte del conocido como Plano o Plana Mayor.









El PR atraviesa un terreno amable de campos bordeados por manchas de pinar, con mejora en las vistas del entorno y cruce de algún regato. El paraíso con el que sueñan las reses en sus cuarteles de invierno. Las balizas de madera ayudan mucho a seguir la traza del camino, en especial cuando toca cruzar por en medio de los prados.







El siguiente punto intermedio del recorrido vuelve a ser una fuente abrevadero, con el curioso nombre de la Plana de los Chungos, a una altitud de 1630 metros como indica el cartel. Por delante se abre una campa extensa en plano inclinado que el sendero remonta por su extremo izquierdo, gracias a una vereda donde se marcan los surcos dejados por las reses y junto al cauce de un torrente que dejamos al lado.







La nueva estación de servicio para repostar agua es la llamada Fuente Nueva, con un depósito de agua del que mana choro y un redil metálico para guardar al rebaño, hoy sin vacas ni pastor ya que todavía estamos en temporada de nieves. Cerca queda otro abrevadero de piedra, además de otro poste como indicador de la ruta.







Desde la Fuente Nueva bien se podría ascender loma arriba sin necesidad de atender al camino, monte traviesa por terreno praderil y pinos dispersos, pero como nunca había tomado este camino hoy prefiero seguir escrupulosamente su trazado para descubrirlo. Así se cruza un arroyo mediante una diagonal a izquierdas, para después subir una ladera de tasca alpina hasta la siguiente cota puntuable, el Acaloradero de las Vacas, a 1780 metros según marca el cartel.









El punto de quedada de las vacas para acalorarse, muestra un paisaje diáfano hacia el sur y a las montañas que van asomando su cúspide al norte, como el Bisaurín, Punta Agüerri, y la sierra de Maíto con la atractiva peña de Gabás incrustada en su vertiente este.





El tramo final de ascenso al Cucuruzuelo consiste en un repecho de lomas herbosas y pinos desperdigados, en un paisaje sugerente y de caminar agradecido. Las pinturas del PR, siempre presentes, nos guían por un carril ancho que amplía el panorama y aproxima la llegada al vértice geodésico.







El enebro rastrero junto a retoños de pino adornan el suelo de tasca alpina, mientras el PR conduce con su diligencia habitual hasta la misma cumbre del Cucuruzuelo.









Una alambrada de ganado recorre el cordal divisorio de los dos valles, con un paisaje distinguido al circo de montañas que cierran la vertiente de Aísa. La Llana del Bozo, de la Garganta, Aspe, y Lecherines, construyen un anfiteatro alpino de crestas y roquedos sobre los que tenemos una visión privilegiada al lado del vértice del Cucuruzuelo.





El cordal alomado de la sierra permite un avance sencillo hacia el Norte, siguiendo la línea de la alambrada en ausencia de camino pero a través de un pasillo abierto entre el pinar. Del Cucuruzuelo restaría una hora de trayecto hasta la cota más alta de la Estiva, en la Peña Mesola, un objetivo al alcance para mejorar el panorama y con la posibilidad de trazar un recorrido en plan travesía, si contamos con la suerte de tener un coche de apoyo en el refugio de Lizara o al final de la carretera de Aísa.







Aquel día no andaba con ganas para completar la jornada con el ascenso a la Peña Mesola, allí queda para una futura ocasión, y me entretuve con la vista sensacional del Aspe y sus vecinos, prestando atención a una diminuta cabaña instalada en el Cubilar Alto de Petrito. Al parecer hasta la misma llega un camino con salida en la carretera que de Aísa sube hasta el final del valle, lo que supondría una alternativa interesante de ascenso a contemplar en otras salidas por la zona. Una razón más para volver y disfrutar, entre otras cosas, de la silueta altiva de la Punta Agüerri.