Lakartxela  (1982 metros)
Propuesta de ascensión a una de las cimas mas relevantes del pirineo navarro, Lakartxela, situada en un valle que atesora una variedad de paisajes formados por bosques, prados y montañas, en una conjunción armoniosa y natural que engatusa a cualquier turista venido a este valle de Belagua, ya sea atraído por el ambiente pastoril y apacible de majadas y ganados, o con la idea de perderse por la fronda de un hayedo o bajo la umbría del abetal, visitando dólmenes de hace milenios, tentado quizás por saborear la gastronomía local de quesos y carnes, o con ánimo de subir algún pico del entorno y así admirar semejante belleza desde las alturas. Un poco de todo esto contiene la excursión a Lakartxela saliendo de la Venta de Juan Pito, mucho atractivo natural durante un recorrido que necesita de media jornada para acabarlo, con posterior comida en el clásico y popular restaurante de la Venta. Al tema.

DATOS TÉCNICOS:
-inicio, Venta de Juan Pito a 1160m. de altitud.
-duración, 4 horas en total.
-desnivel, 830 metros de subidas y bajadas.
-Lakartxela, a 1979 metros.

DESCRIPCIÓN:
el objetivo para aquel día de mediados de Septiembre consistía en ascender al pico de Anie desde la Piedra de San Martín. Una excursión exigente para ocupar todo el día que se truncó ante una contingencia inesperada e imprevista. Ya antes de llegar a Isaba se veía un número considerable de ciclistas en la carretera, y al atravesar el pueblo se confirmó la celebración de una prueba ciclista que nada mas acababa de empezar. La cola de automóviles detrás del coche escoba, y de la guardia civil motorizada, formaba un tapón que obligaba a subir el puerto en primera marcha y al ralentí, en lo que se presagiaba un viaje muy largo para llegar tarde al comienzo de la excursión al Auñamendi. El día amaneció espléndido y no era cuestión de desaprovecharlo metidos dentro del coche y tragando el humo del de la autocaravana de delante. Así surgió la escapatoria del atasco, con la oportunidad de aparcar en la venta de Juan Pito, y cambiar el plan por el ascenso a Lakartkela. Sabiendo que para la subida y bajada al pico basta ocupar una mañana a ritmo normal, entramos en la Venta no para reservar, porque no reservan, sino para que simplemente se acordaran de nosotros si a las tres o tres y media llegábamos con hambre, como fue el caso. Con todos los ases en la mano, puestas las botas, en la última curva de acceso al aparcamiento de la Venta, salen dos caminos de nombre parecido que puede causar incertidumbre en el montañero. No tomar el que desciende al dolmen de Arrako, y sí el que por detrás del restaurante se dirige al collado de Arrakogoiti.









Muchas pintura de distinto color señalan este camino que desciende a cruzar un arroyo, tras atravesar una alambrada para el ganado. Esta primera parte de la ascensión discurre por el interior del hayedo, con ejemplares de tronco robusto y gran tamaño.









Pronto saldremos del bosque a terreno de praderío, siempre por una traza evidente de camino que las balizas y marcas de pintura ayudan a seguir. Se pasará junto a un resalte rocoso donde se levanta una lápida blanca con un piolet, en recuerdo de unos montañeros fallecidos. La figura piramidal y altiva del Keleta acapara las miradas, en este tramo de subida al collado de Arrakogoiti.







La senda avanza a media ladera, por encima y por la margen izquierda orográfica del barranco de Arrakogoiti. Mas adelante se vadea un afluente del susodicho, para acometer la rampa final de subida hasta el collado, bajo las paredes verticales que se desploman por la cara este del Bimbalet.







En el amplio collado tenemos la oportunidad de asomarnos a la vertiente gabacha, con una vista frontal del tajo labrado por las Gargantas de Kakueta. El denso bosque de hayas es prueba de la influencia atlántica de esa cara del Pirineo, con una presencia habitual de nieblas que aportan humedad por si la lluvia no aparece. Este día no llovió, pero a cambio la boira saltó por encima de la divisoria y cubrió de blancura el trayecto de regreso.







Cerca del collado se levanta una escultura de madera a modo de mugarri fronterizo cuyo significado ignora quien sus escribe, con un escrito en francés del que tampoco saco una conclusión en claro. En cambio, la visión de la cresta entre el Keleta y Lakartxela sí me parece inspiradora, espiritual y algo mas que decorativa.





El ascenso al visible, si las nieblas lo permiten, collado de Ginbeleta, se realiza por la falda del Bimbalet que este día se encontraba cubierta por un extenso manto de brezo en flor. Las marcas de pintura del GR-12, muy relucientes y numerosas, sirven para remontar la cuesta que resulta mas esforzada de lo que parecía desde abajo.







Una alambrada para el ganado atraviesa el collado, donde se ven rastros del paso de ovejas y el paisaje se abre hacia el Orhi y al altivo pico de Barazea, entre otros. El GR-12 prosigue marcha al puerto de Larrau pero nuestro rumbo gira a la izquierda, para remontar la cuesta de Lakartxela.







La rampa inicial de ascenso a Lakartxlea tiene una inclinación fuerte que se supera mediante las zetas del camino. La niebla tapaba este día toda la vertiente francesa, como suele ocurrir a menudo, y se columpiaba entre las montañas del lado navarro.







Terminada la dura cuesta, viene un flanqueo de menor pendiente bajo el peñasco de la antecima que mira hacia el barranco de Arrakogoiti, quedando pocos metros para alcanzar el crestón de Lakartxela.







En fin de semana o día festivo será normal encontrar a otros montañeros ya que Lakartxela es una cima popular, que ofrece un gran paisaje a cambio de un esfuerzo medianero. Mucho adorno en la cumbre, con buzones antiguos y otros mas recientes. Siempre me ha extrañado esa afición por escribir un recuerdo en la cima de una montaña para que alguien lo recoja, y luego te lo devuelva como si fuera necesario tener una prueba de tu ascensión; a cambio, las charlas cimeras con otros montañeros suelen ser francas y enriquecedoras.







El despliegue de montañas entretiene la mirada durante un rato largo, en especial hacia la línea de cumbres del sector de Linza y Lescún donde sobresalen varias pirámides conocidas o todavía por descubrir.







Cabrían varias oportunidades para alargar la jornada montañera, desde la entretenida y vistosa cresta que conduce al Keleta, y posterior bajada hacia el dolmen de Arrako, o regresando al collado de Ginbeleta para marchar por el cordal y visitar la cima del Bimbalet. En esta ocasión se bajó por la misma ruta hasta la Venta de Juan Pito donde cayeron pal cuerpo unas típicas migas de primero, y una ración costillas de cordero de segundo. A destacar el postre en forma de cuajada de leche de oveja a la piedra, con un sabor ahumado muy especial. Precio no módico aunque tampoco caro, en ambiente rústico y mesas comunitarias.