Ferrata de La Trona  
La vía ferrata de la La Trona está situada en medio de les Muntanyes de Prades, muy cerca del pueblo abandonado de La Mussara y goza de unas espectaculares vistas del Mar Mediterráneo y del Camp de Tarragona. Más que una ferrata es una zona equipada donde entretenerse ya que la longitud no supera los 100 metros y su desnivel salva unos 30. Tardaremos cerca de media hora en recorrerla y otros 25 minutos en ir y venir del coche. Está perfectamente equipada aunque hay que jugar un poco con los excelentes agarres que tiene la roca ya que en alguna zona se han ahorrado poner material, probablemente a propósito, ya que no es necesario. Tiene un rápel de unos 8-10 metros y un testimonial puente nepalí de unos 3 metros de longitud (perfectamente evitable).
Fue equipada en la primavera del 2007 por skpat@ya y está situada a unos 845 metros de altitud.


CARTOGRAFÍA: Cingles de La Mussara (Editorial Piolet, escala 1/15.000)


MATERIAL: arnés, casco, disipador y cuerda de unos 20 metros para realizar un rápel de 10. No es necesario llevar botas de montaña; con bambas iremos cómodos.


ACCESO EN COCHE: Desde Tarragona tenemos varias carreteras secundarias que nos acercarán a La Mussara pero hemos escogido la más corta en distancia. Hay que coger la T-11 (antigua N-420) ya sea desde Tarragona mismo o desde la salida ''Reus'' de la AP-7. Iremos en dirección Reus y seguiremos hacia Falset y Alcañiz unos kilómetros hasta la salida 1, donde dejaremos la autovía. En la rotonda cogemos la T-704, hacia Maspujols, L'Aleixar y Vilaplana. La carretera sube y sube gracias a una serie curvas cerradas para alcanzar el altiplano de La Mussara. Encontramos una desviación a la derecha (carretera TV-7046) que lleva a L'Albiol: seguimos. Otra carretera a mano izquierda en mal estado lleva al repetidor: seguimos. Un tercer cruce con la TV-7045 lleva a Mont-Ral: una vez más pasamos de largo. Ahora, OJO: justo pasado el km.20 tenemos a nuestra izquierda las ruinas de un mas (el Mas de Joan Pau) que tiene una pequeña entrada donde podremos aparcar 3 ó 4 coches. Id despacio porque si no, os la pasaréis.


APROXIMACIÓN: Atentos a la descripción de cómo llegar ya que sin información previa es casi imposible encontrar la vía. En la página oficial no está muy claro de qué manera podemos llegar al inicio por lo que a nosotros nos costó un poco encontrarlo.
Una vez hemos aparcado el coche salimos a la carretera y nos vamos a la izquierda. A 30 metros empieza una pista con una cadena que impide el paso a vehículos, pero no a personas. Bajamos por la pista y enseguida llegamos a unos campos de cultivo aparentemente mal cuidados. Hay que estar al tanto ya que de repente veremos dos o tres mojones a mano izquierda que indican que sale un camino. Lo cogemos. Seguimos hacia abajo siempre con los mojones como referencia y encontramos un cartelito metálico que indica ''Grau dels Racons'' y ''Mas de les Tosques'' a la derecha. Pues hacia allá hay que ir. Poco a poco nos iremos adentrando en una zona boscosa.
De repente el camino se bifurca. Al acabar la ferrata apareceremos por la izquierda pero el inicio está hacia la derecha. Avanzamos y enseguida hay otra bifurcación. Esta vez cogemos el camino de la izquierda, que es el mojonado y que empieza a empinarse hacia abajo. Seguimos bajando, luego llaneando por un bosque y llegamos a un barranco (el Barranc de l'Encens) normalmente seco. Nos metemos en él remontándolo hacia arriba (izquierda) para volver a estar atentos: hay un momento en que sale un estrecho camino a la izquierda según subimos, indicado con el último mojón, que hay que coger para, ya mismo, llegar al inicio de la vía. Habremos tardado 15 escasos minutos desde el coche.


LA VÍA: Ésta es corta: 90 metros de recorrido y 30 de desnivel. Empieza en una pared totalmente vertical perfectamente equipada con escalones y cable. Seguidamente hay un tramo horizontal también muy bien equipado, aunque tendremos que hacer pasos ayudándonos de los agarres que hay para manos y pies y a la excelente calidad de la roca. Avanzamos y casi sin darnos cuenta pasamos por encima de un gran desplome que no nos afecta durante el recorrido. Eso sí, si nos paramos y miramos para abajo os daréis cuenta de que estáis volando. Seguimos ahora en diagonal hacia la izquierda y podemos ver lo que nos queda hasta el final.
Hemos llegado a una terraza natural en la roca donde podremos optar por seguir o usar el escape que hay a la derecha. Éste, a través de una estrecha grieta, nos lleva directamente al final de la ferrata.
Nosotros seguimos y nos encontramos con el rápel, obligatorio hacerlo, de unos 8-10 metros, por lo que con una cuerda no muy larga nos apañaremos. La instalación es muy segura pero está en un lugar incómodo para montarlo por lo que nos chapamos a uno de los escalones que hay y organizamos todo el tinglado.
Bajamos y enseguida nos encontramos con un puente nepalí de 3 metros de longitud. Cruzarlo sólo sirve para decir que hemos hecho una ferrata donde había un puente ya que casi de un salto podemos pasar de un lado a otro. De hecho, si queremos evitarlo podemos bajar un metro y pasar por debajo. Eso sí, el cable está tensísimo y da mucha seguridad.
Llegamos al último tramo, otra pared casi vertical bastante lisa pero llena de escalones que hacen que sea muy fácil superarla.
Hemos llegado al final de la vía y estamos debajo de un saliente natural de roca: es la Cova dels Carlins. Durante la guerra carlista y entre los 1872 y 1876 esta cueva albergó una enfermería donde fueron asistidos los combatientes carlistas. El sitio es realmente curioso ya que, si hoy día es difícil encontrarlo, hace más de 100 años y con la inexistencia de caminos debió ser casi imposible llegar.

LA VUELTA: No tenemos más que seguir el camino que pasa por debajo de la Cova y enseguida llegaremos a una de las bifurcaciones por las que pasamos durante la aproximación a la vía. Aquí giramos a la derecha y 10 minutos estaremos otra vez en el coche.