Ibón de Millares  
Dejamos el coche en la pista forestal que lleva al refugio de Viadós unos 2,5 km antes de llegar a éste. La ruta avanza llaneando por el fondo del valle entre bosques de pino negro y el río Zinqueta a nuestro lado. Al cabo de un kilómetro de haber comenzado llegamos a una pradera donde había un campamento con adolescentes -quizás Scouts- desde donde se puede contemplar por primera vez la cara oeste del Posets y del Espadas (este segundo parece más alto durante todo el recorrido). Nada más pasar esta pradera nos encontramos un cruce en el que podemos adentrarnos en el valle de Bachimala, si giramos a la izquierda, o proseguir hacia el refugio de Viadós por la derecha. Así hicimos; tras un par de zetas llegamos al refugio, que tiene, bajo mi punto de vista, una de las vistas más bellas de toda la cordillera.

Tras tomarnos un refresco en el refugio, avanzamos hacia el oeste por la pradera salpicada por bordas, anticuas casas de labranza de campos de cultivo hoy abandonados. Tras cruzar estos campos, cruzaremos el Zinqueta por un puente de madera mientras nos adentramos de nuevo en el bosque. Es entonces cuando el camino comienza a ascender y gira al suroeste para ir adentrándose poco a poco en el angosto valle que lleva al collado de Eriste. Iremos ganando altitud en el bosque hasta que, a unos 2100 m, éste comienza a abrirse y es cuando podemos comenzar a disfrutar de las vistas lejanas, como la del pico Culfredas.

Un poco más alante veremos a nuestra izquierda el desvío que asciende al collado de Eriste y, acto seguido, cruzaremos el arroyo de este pequeño valle. Tras unas pocas zetas llegaremos a la presa del ibón de Millares -pues realmente es un pequeño embalse, no una laguna glaciar- tras tres horas de recorrido desde Viadós (incluidos los generosos descansos). La rojiza cara suroeste del Espadas y los Eristes se hierguen sobre las tranquilas aguas del ibón, junto a los pequeños grupos de montañeros que descansan. A nuestras espaldas disfrutaremos de toda la zona alta del valle de Chistau. El camino de vuelta es el mismo que el de ida.