Frondella  (3071 metros)
Pedro Mir
Pedro Mendive
Carlos Sabando


Segunda salida tresmilera del verano con Pedro (Mendive), esta vez se nos une Pedro Mir con el que quedamos directamente en Respomuso.

El viernes 10 salimos de Pamplona rápidamente después de trabajar pues hemos reservado cena en el refugio. A las cinco y media ya estamos andando en La Sarra, pero el horario no nos da como para subir muy relajados. Con un día excepcional recorremos el trillado camino por el barranco de Aguas Limpias.



En una hora alcanzamos el desvío a los ibones de Arriel, por donde esperamos descender al día siguiente, pero ahora continuamos camino hacia Respomuso, a donde llegamos en dos horas justas, es decir, a las siete y media, todavía con media hora para tomar aposento, taquillas y demás antes de la cena. Antes de las ocho ya aparece Pedro Mir que ha tenido que darse más prisa que nosotros.

La cena a base de sopa, albóndigas con arroz y yogur. Después nos tomamos una infusión y poco más, a la cama para las diez, yo con mi dolor de garganta no estoy para mucho más. Duermo bien, pero Pedro Mir se desespera con el dúo de roncadores que nos tocan entre los acompañantes en la habitación Tebarray.

Los primeros desayunos a las seis y media, y ahí estamos. A las siete y cuarto estamos andando con las primeras luces.

Empezamos a remontar el camino del barranco de Respomuso que en Abril recorrimos con esquís en la Alta Ruta de Peña Guara. Tras el encajonamiento inicial esta vez no nos desviaremos a la izquierda por la ruta normal de las Frondellas, sino que continuaremos remontando el barranco por la ruta normal del Balaitus.

Pese a ser un camino tan frecuentado no es cómodo en exceso y cuesta ganar desnivel. En una hora avistamos el ibón de Vuelta Barrada bajo las Crestas del Diablo, en este punto nos tomamos un pequeño respiro.

Llegamos a un punto en que el camino se acerca a un contrafuerte que baja de las Frondellas y encontramos hitos que lo rodean por la izquierda, pese a que el camino a la Brecha Latour lo rodea por la derecha. Interpretamos mal alguna de nuestras lecturas y decidimos la opción izquierda, pero en unos minutos nos damos cuenta de que por allí no se llega a ningún corredor entre la Frondella Norte y la Aguja Cadier.

Tras consensuar la decisión, media vuelta a recuperar el camino del Balaitus. A pesar del retraso, antes de las nueve y media estamos al pie del nevero bajo el corredor cercano a la Brecha Latour que nos ha de conducir a la cresta de las Frondellas que pretendemos recorrer.

Nos ponemos el casco por lo que pueda caer y decidimos no entrar en el nevero a pesar de haber porteado crampones y piolet dos de nosotros. Lo bordeamos por la izquierda por terreno algo descompuesto. Alcanzamos una perfecta repisa que a penas emerge de otro nevero y nos permite acercarnos al corredor en una diagonal de izquierda a derecha.

La entrada al corredor, que habría sido evidente desde el nevero, en este punto más elevado no es tan sencilla y tenemos que buscar un poco. Una vez en el corredor la progresión es sencilla, algún tramo por roca firme en el flanco derecho y la mayoría por el fondo mismo algo descompuesto. Aquí topamos con un montañero que viniendo también de Respomuso desciende por el corredor habiendo ascendido por la normal de las Frondellas.

Salimos del corredor y a nuestra derecha la Aguja Cadier presenta una pared importante, pero no se trata de afrontarla directamente, sino de alcanzar el collado entre ella y la Frondella Norte, bordeando un nevero grande.

A partir de aquí la trepada es muy entretenida, sin ser compleja el terreno es muy erguido y por tanto hay que andar con cierto cuidado. La roca es buena y buscando los mejores pasos entre pequeños muros sin alejarnos demasiado a la derecha de la arista alcanzamos a las diez y veinte la pequeña cumbre de la Aguja Cadier, donde casi no cabemos los tres.

Desde este punto la pared cae a plomo sobre la brecha Latour y por tanto tenemos un fenomenal mirador para ver progresar a los que ascienden al Balaitus.

Pese al voto en contra de Pedro Mir posponemos el almuerzo al menos hasta la Frondella Norte. Los Pedros inician el destrepe de descenso con cuidado y yo me acerco antes a una cercana cumbre gemela que no tiene siquiera hito cimero.

Sin desviarnos del camino de subida alcanzamos de nuevo el collado entre Aguja Cadier y Frondella Norte. Otro trío acomete ahora el ascenso de la aguja. Nosotros seguimos hitos hacia la Frondella Norte que en contra de lo leído se apartan de la línea lógica de la cresta y rodean bastante cómodamente el cono cimero, de manera que nos dejan casi en el collado entre la Frondella Norte y la Oriental. Girando a nuestra derecha alcanzamos la cima de la Frondella Norte a las once de la mañana.

Aquí toca el almuerzo que se alarga lo suyo ayudado por una meteorología perfecta. Cuando abandonamos la cima llega ya el trío que nos sigue.

Con un breve trayecto sin perder demasiada altura, a las doce menos cuarto nos plantamos en el punto culminante de la jornada, la Frondella Oriental o Pico de la Frondella donde nos juntamos con Oscar y Lidia, una pareja de Pamplona que ha ascendido por la vía normal de Respomuso y también pretende descender por Arriel.

Tras las fotos de rigor continuamos por la arista que ya recorrimos en abril, entonces completamente nevada. Pasamos por el destrepe característico antes de alcanzar la cercana Frondella Central pasado el mediodía.

Iniciamos el descenso por la vía normal de Arriel. Charlando con Oscar y Lidia se animan a acompañarnos hasta la Frondella Suroeste.

Tras la pala superior, que en abril destrepamos cara a la pared, ahora simplemente terreno de bloques, recorremos la perfecta vira que nos deposita ya en el océano de bloques que es toda la cuenca desde aquí hasta los ibones de Arriel y a la que yo en verano tengo verdadera aversión. Flanqueamos perdiendo la altura justa para evitar varios neveros y alcanzamos los hitos que se dirigen a la Frondella Suroeste.

Remontamos por terreno descompuesto siguiendo hitos hasta alcanzar la pequeña vira que nos deposita en el inclinado corredor que baja de la cima. Este punto me supuso en su día dos retiradas por no comprender que la vía no progresa ni un metro por el corredor sino que lo atraviesa ascendiendo por la pared contraria que desde aquí parece poco practicable.

Se trata de elevarse un par de metros con pocas presas y alcanzar el visible hito que señala el comienzo de la larga vira horizontal que sin problemas, pero usando siempre las manos, nos llevará a rodear la pirámide cimera de Oeste a Este. Esta vira acaba por situarnos en el corredor por el que ascenderemos hasta el último tramo de la arista Robach, pero no directamente. Me explico, tras trepar unos metros por el corredor los hitos buscan terreno más cómodo a nuestra izquierda para más arriba volver a adentrarse en el corredor.

Sin dificultades reseñables alcanzamos una brecha en la arista Robach y pasamos a la cara Sur, por donde continuamos por fáciles repisas hasta la cima de la Frondella Suroeste, a la que llegamos antes de la una y media. Quinto y último tresmil de la jornada, foto de grupo y un receso, es que las condiciones invitan a quedarse indefinidamente.

Toca descender exactamente por la vía de subida al mar de bloques bajo las Frondellas, el descenso exige atención en alguno de los destrepes. Una vez en el pedregal el para mi poco agradable camino hacia los ibones de Arriel. Esta vez pongo mil ojos a ver si por una vez soy capaz de no perder los hitos y casi lo consigo, pero el descenso se me sigue haciendo muy largo en verano. Todavía en la parte superior nos metemos en un resalte donde yo también acabé una vez, pero ésta la desgracia está cerca pues Oscar tiene una caída fea, pero con mucha suerte pues no hay lesiones graves y puede continuar, todo queda en un susto. En esta forzosa parada se nos une otra pareja de Leiza y todos nos vamos hacia los ibones a los que por fin llegamos a las cuatro de la tarde.

Aquí sí que toca un receso de verdad, en la campa junto al torrente hacemos un picnic en condiciones y acabamos con las existencias. Se está de maravilla pero sé bien que todavía quedan dos horas hasta el coche, así que finalmente reanudamos la marcha y nos despedimos de Oscar y Lidia que vuelven a Respomuso. Los otros cuatro para abajo por este camino bastantes veces repetido por mí.

Tras alcanzar el GR-11 que baja de Respomuso ya ponemos el piloto automático hasta la Sarra, sólo pensando en la cerveza que nos tomaremos en el bar junto al aparcamiento, pero en el tiempo en que nos cambiamos, estiramos y demás dan las siete y cierran el bar…así que quedamos en Biescas para resarcirnos.


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