Guillimona  (2064 metros)
La Cuerda de la Guillimona es una larga cresta caliza situada en el extremo oriental de las sierras de Cazorla y Segura. Estando a la sombra de una cumbre del renombre de la Sagra, culminación de toda la Bética fuera de Sierra Nevada, no es muy visitada, sirviendo como muestra que en esta visita de 1996 no había senda ni hitos que indicaran el camino (luego, lo cierto es que le han ido creciendo). Tiene sus atractivos principales en las amplias panorámicas y un entorno austeramente bello, de prados interrumpidos por pequeños roquedos y bosquetes de pinos. Y todo eso, potenciado hasta hace poco tiempo, por una soledad y alejamiento cada día más caros en la montaña española.

SITUACIÓN:

• Unidad: Cuerda de la Guillimona.
  
• Base de partida: Puebla de Don Fadrique (Granada).
  
• Cartografía: IGN, serie MTN25, tomada del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA.
  

DATOS TÉCNICOS:

• Desnivel acumulado : 450 m
  
• Cota mínima / máxima: 1.650 / 2.065
  
• Distancia: 9,5 km
  
• Tiempo en movimiento: 2h15
  
• Dificultad: Ninguna. Itinerario claro por terreno cómodo.
  
• Material: Nada especial: ropa y calzado adecuados para la estación.
  

GRADUACIÓN MIDE (consulta la tabla):

• Severidad del medio natural: 1
  
• Orientación en el itinerario: 1
  
• Dificultad en el desplazamiento: 2
  
• Cantidad de esfuerzo necesario: 3
  

ACCESO: El Puerto del Pinar está 180 km al NE de Granada, por Guadix, Cúllar y la Puebla de Don Fadrique. Carece de todo servicio pero se aparca bien. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de partida a ese punto en el siguiente link a Google Maps, donde aparece ya marcado como destino.

ITINERARIO: Puerto del Pinar - Guillimona - collado NE - Barranco de la Capota - Puerto del Pinar.

DESCRIPCIÓN: Desde el Puerto del Pinar, en la carretera que va de Santiago de la Espada a la Puebla de Don Fadrique, se ve ya asomar la cima gris sobre laderas cubiertas a medias de pasto duro y pinar. El inicio de la ruta es simple: apuntar a la Guillimona y echar a andar (SO) por el prado. Llevando a mi derecha el Barranco de la Capota, que nace al pie mismo del pico, llegué a lo alto de una lomita secundaria, donde cambié de dirección a la izquierda (S) para ganar enseguida la cuerda. Al llegar allí, se abre la vista, apareciendo ya la cresta caliza de la Guillimona sobre un alto llano.
Remontando la loma hacia la cumbre (SO), topé con unas peñas que rodeé por la derecha. Recuerdo que empezó a soplar un ventarrón considerable, por un detalle: la forma muy peculiar en que silbaba, produciendo un zumbido agudo, casi eléctrico, cuya causa no me supe explicar. Tras ese cancho, al llegar al pie de la cima, cambié de vertiente, pasando a la meridional, donde el terreno era más cómodo. El pasto que fui pisando todo el tiempo cambió ahora a un cascajo compacto, igualmente cómodo. Al cambiar de vertiente, la mole de la Sagra, que había ido entreviendo, se hizo presente, con una contundencia súbita aplastante. A su derecha, blanca y brillante, una lejana Sierra Nevada rompía el horizonte.
Para finalizar la ascensión, cambié de dirección de nuevo, a la derecha (N), para subir de cara a la pendiente hasta la misma cumbre. Las vistas se ampliaron entonces al arco noroeste, con todas las sierras de Cazorla y el Segura: Seca, Castril, Banderillas, Almorchón... Al sur, la Sagra dejaba ver la llanura que se extiende en el espacio que dejan Taibilla, Moratalla, María, Baza, etc.
Para regresar, como el viento soplaba duro, preferí dirigirme al norte, por una loma proyectada en esa dirección, hasta una collada en la vertical del Barranco de la Capota. Giré a la derecha (NE) y descendí hacia él para seguir su cauce seco, cubierto de pasto y cantos sueltos, por donde más cómodo me parecía el paso. A media bajada, cuando el cauce se estrechó entre dos peñas y se hizo incómodo avanzar por él, me salí por la izquierda (N), rodeé un cantil por arriba y volví a bajar. Poco después, llegué a una pradera con algún pino, donde el barranco se ensancha. Allí lo dejé por la derecha (NE) para alcanzar el Puerto del Pinar.

COMENTARIOS: Ascensión muy corta, prácticamente un paseo, pero atractiva por las vistas y la soledad. Incluso sin senda, la ruta no presenta ninguna duda, ya que la cumbre se ve desde el inicio y el terreno es tan cómodo que se puede caminar prácticamente por cualquier lado.