Maupas  (3109 metros)
Pedro Mendive
Carlos Sabando


Cumpliendo con la tradición de los últimos años Pedro y yo nos vamos en comandita al Pirineo aprovechando las vacaciones por San Fermín.

Esta vez partimos hacia Benasque con idea de arrancar por el Valle de Remuñe, pasar la primera noche en tienda, en principio en los vivacs junto al ibón blanco de Lliterola; al día siguiente ascender la arista Oeste del Maupas con sus tres tresmiles secundarios (Tusse de Remuñe y Picos Rabadá y Navarro); tras ello descender a dormir al refugio de Maupas y el tercer día ascender al collado de Crabioules e intentar ascender a la Aguja Jean Garnier para descender de nuevo por Remuñe. El plan no saldrá así exactamente, pero parecido.




Primera jornada

Salimos el jueves 8 por la mañana de Pamplona, paramos en Huesca a hacer la compra y llegamos a comer a Benasque. Tras ello continuamos hasta el final de la caretera A-139 que se eleva sobre los Llanos del Hospital. Allí aparcamos y cargamos las enormes mochilas con tienda, material de escalada y de nieve y comida para varios días?

A las cinco menos cuarto de la tarde iniciamos la marcha. Para mí es la tercera vez que recorro el Valle de Remuñe, siempre precioso. El viento encajonado nos alivia del mucho calor que venimos sufriendo.

Tranquilamente vamos remontando el tendido recorrido en el que a penas se gana altitud. Más o menos a la altura del primer covacho encontramos una grana campada de un grupo de jóvenes extranjeros. Las nubes de evolución empiezan a cerrarse sobre el Portal de Remuñe que divisamos de fondo con muchísima nieve, algo que no esperábamos en esta vertiente Sur.

Continuamos por el bien marcado camino, siempre junto al río, y cuando alcanzamos el rellano en la zona de los ibones, donde se ubica el segundo covacho, nos caen las primeras gotas. Nos metemos en él mientras pasa la tormenta y enseguida para momentáneamente, así que decidimos abandonar la idea de subir hoy al Portal de Remuñe, temiéndonos además que los vivacs estarán llenos de nieve, y montar la tienda en uno de los vivacs que tenemos al lado.

A mitad del montaje vuelve a llover y tenemos que refugiarnos dentro de la tienda, pero a partir de ese momento la tormenta se aparta un poco y ya no nos mojamos.
Acabamos de montar el campamento, 600 metros más debajo de la altitud prevista, y preparamos la cena. Antes de las diez estamos dentro del saco.

Segunda jornada

Nos levantamos a las seis y media tras oír llover sobre la tienda bastante parte de la noche el cielo está relativamente despejado de momento.

A las siete y media abandonamos la tienda con idea de no volver hasta después de dos días. El camino hacia el Portal de Remuñe enseguida se introduce en un encajonamiento por donde discurre el río tapado mayormente por un nevero enorme. A esta hora la nieve está muy dura y nos calzamos los crampones, ya que además tendremos continuidad de la nieve prácticamente desde estos poco más de 2200 metros hasta cerca de la cumbre de la Tusse de Maupas, casi increíble para el mes de junio.

Al rato salimos del encajonamiento y llagamos a una especie de rellano-circo rodeado por las paredes del Pico de Remuñe, el propio Portal de Remuñe al que nos dirigimos y la inmensa pared Sur del Maupas.

Aquí equivocamos algo el camino e intentamos ganar altura hacia nuestra izquierda demasiado pronto. Realmente puede seguirse el fondo del circo casi hasta el fondo y allí girar a la izquierda para remontar el reseñable desnivel que todavía nos separa del Portal de Remuñe.

Durante el ascenso de estas palas de nieve empieza a llover y vemos peligrar seriamente nuestro objetivo de hoy, pero nos colocamos los impermeables y continuamos. No llega a llover copiosamente y al rato para, pero el cielo continúa amenazante.

Sobre las nueve y media alcanzamos el Portal de Remuñe y damos vista a la vertiente de Lliterola dominada por el Perdiguero y los Crabioules. Contorneamos la Forca de Remuñe y volvemos a auparnos a lo alto del contrafuerte que baja de la Tusse de Remuñe. Continuamos la ascensión del mismo siempre con crampones hasta que al pie de la última rampa se acaba la nieve. Aquí nos desequipamos y enseguida alcanzamos la cima de la Tusse de Remuñe cuando son las once menos cuarto.


Aquí, a pesar de la visión del cielo, decidimos continuar con el objetivo de la cresta, así que nos colocamos el arnés y el casco y recogemos bastones para empezar por un corto descenso de la Tusse de Remuñe. A continuación una trepada entretenida pero sencilla por terreno bastante aéreo, eso sí, nos conducirá al segundo tresmil de la jornada, el Pico Rabadá, al que llegamos sobre las once y cinco.

Las dificultades de esta cresta crecen con cada cima conseguida, a partir de la cima del Rabadá afrontamos un largo descenso a la profunda brecha que lo separa del Navarro. Algún destrepe delicado de por medio e iniciamos la remontada hacia el siguiente objetivo. La cima del Pico Navarro es difícil de situar pues no vemos ningún hito grande y la cresta tiene continuos sube-bajas con resaltes de altitudes parecidas, pero se pasa indefectiblemente por ella ya que en ningún momento se abandona el estrecho filo de la cresta. Pasamos por ella seguramente alrededor de las doce y después hacemos una parada, parece que el cielo aguanta y continuamos con el resto de la cresta que se ve todavía muy larga.

La arista empieza a tomar tendencia descendente pero escasa, y continuamos siempre usando las manos, pues sin grandes dificultades (II) la continuidad de la trepada es absoluta.

Alcanzamos una brecha a la que sigue un resalte algo vertical y nos planteamos si será el paso más comprometido por el filo que hemos leído (nos equivocamos), así que decidimos encordarnos y sobre todo de cara a lo que pretendemos mañana decidimos continuar a largos de cuerda para practicar, que falta nos hace.

A partir de aquí lógicamente nos eternizamos pero vamos cogiendo soltura en la colocación de seguros y montaje de reuniones (algo que habitualmente practicamos poco porque casi siempre delegamos en Mikel?). Las dificultades no requieren progresar así de manera continua, pero así seguimos.

Tras un buen rato sí alcanzamos el paso que mencionan las guías. Pisando la vertiente Sur de la cresta (derecha) toca subir al mismo filo para superar un bloque muy aéreo del que continúa una placa anaranjada a la derecha que se ve desde lejos cuando se mira a la cresta. Por el contrario se sale del embrollo por la vertiente contraria (Norte). Pedro se lo curra de primero (como casi todo) y continuamos a largos de cuerda.

Después de otro buen rato llegamos a otro punto que citan las guías, el único punto en el que nos alejamos del filo de la cresta en todo el día por una travesía en la vertiente Norte. La travesía es corta y enseguida se recupera casi el filo por una chimenea fácil y girando a la izquierda se supera un murete. Este punto de nuevo en el filo puede decirse que es el final de las dificultades. A partir de aquí recogemos la cuerda y llegamos casi andando a la cima del Maupas. Se nos han ido las horas sin tino con el aseguramiento, pero teníamos tiempo de sobra, así que en el punto más elevado del día comemos cuando son las cuatro menos cuarto.

Emprendemos el descenso por la vía normal del Maupas que ya recorrí hace unos años con Mikel, pero a pesar de ello nos cuesta un poco ubicar el corredor de bajada de la cresta. Tras unos metros en roca el corredor aparece muy helado a pesar de la hora, así que nos toca sacar de nuevo crampones y piolet y destrepar un poco de cara a la pared. Luego ya salimos por el nevero de nuevo a la roca donde recogemos el material, pero después de un rato nos pasa lo mismo, un nevero con los bordes de hielo cristalino nos hace sacar de nuevo las herramientas por última vez.

Poco a poco alcanzamos el "Mal Paso" que da nombre a la montaña y allí tras destrepar mínimamente en roca toca pasar una pequeña rimaya en la que Pedro se lleva un sustillo al hundirse el borde de la nieve a su paso. A partir de aquí apuramos lo posible por la nieve hasta salir a la roca para no tener que remontar posteriormente en el flanqueo de la Tusse de Maupas. Aquí descendemos un buen tramo sin nieve hasta que podemos recuperarla para hacer más agradecido el descenso, y por ella conseguimos plantarnos junto al Lac d?Enfer, muy cercano al refugio. Un breve descenso más y llegamos al refugio de Maupas pasadas las seis de la tarde.

Aquí nos esperan los guardas y al rato llega el único huésped con el que compartimos la estancia. Esparcimos todo a secar por la terraza y sin mucha más tarea hacemos tiempo para la copiosa cena. Yo me voy volando a la cama pues me caigo de sueño.

Tercera jornada

El despertador suena a las seis de la mañana, el cielo está despejado afuera. Desayunamos y para cuando salimos el guarda y su amigo el huésped ya nos han tomado la delantera, pues también se dirigen al Collado de Crabioules, pero para hacer nuestra ruta de ayer, la arista Oeste del Maupas.

Antes de las siete iniciamos la marcha directamente por el contrafuerte que baja de la Tusse de Maupas, dejando el lago a nuestra izquierda. Puede que en algún punto equivoquemos algo el camino o simplemente esté tapado por la nieve, porque nos toca trepar algo.

En poco más de media hora vemos una barra de hierro en la roca que marca el desvío hacia el Collado de Crabioules. En este punto un camino en fuerte descenso gira a la derecha y se mete en una especie de corredor que nos deposita la borde del comienzo de la nieve, que no abandonaremos hasta casi el Collado de Crabioules, supuestamente atravesando los glaciares del Maupas o lo que quede de ellos.

Bonita ascensión que recuerda los típicos recorridos glaciares de los Alpes. Pendientes a veces moderadas exigen cierto esfuerzo. Pasadas las nueve y cuarto salimos a una pedrera y nos quitamos los crampones. Decidimos subir directamente a la cresta entre la Tusse de Maupas y el Collado de Crabioules en lugar de seguir en diagonal hasta el collado.

Cuando salimos a la arista nuestros compañeros de refugio se dan la vuelta en el Pico Rabadá ante las nubes amenazantes que se acercan por el Perdiguero, como luego nos contarán. Nosotros no lo vemos claro pero pasadas las diez nos colocamos los arneses y el casco y emprendemos el cresteo hacia la Aguja Jean Garnier. Primero pasamos por el collado de Crabioules, del todo abrupto hacia la vertiente de Lliterola y poco a poco la cresta se afila y exige utilizar las manos continuamente (I).

Después de un buen rato alcanzamos la cota que ha dado lugar a confusión respecto a la ubicación de la Aguja Jean Garnier, a partir de aquí un descenso fuerte y nos plantamos a las once menos cuarto en la medianamente profunda brecha a los pies del resalte de 8 metros que defiende el acceso a la Aguja. Definitivamente no vemos clara la escalada y sobrepasa nuestra capacidad y nuestras ganas después de dos días de bastante castigo, así que aquí nos rendimos hasta mejor ocasión.

Comemos algo en la misma brecha y desandamos el camino de la cresta, ahora hasta pisar de nuevo la Tusse de Remuñe por la que pasamos en la jornada anterior. Aprovechamos para hacer nuevas fotos de la bonita arista Oeste del Maupas y comenzamos el descenso del contrafuerte Sureste de la Tusse por el que ascendimos ayer.

Cuando ya toca entrar en la nieve hacemos una parada para quitarnos el arnés (que no hemos usado) y sacar los crampones; aprovechamos para comer y decidir si intentamos todavía subir al Perdiguero o no. Pedro no se ve motivado ante los nubarrones que nos cubren y a mi no me despierta mayor interés repetir ese recorrido, así que nos bajamos hacia Remuñe por el camino ascendido el día anterior, no sin antes charlar con un grupo y una pareja que se dirigen a la Tusse.

A la una de la tarde flanqueamos la Forca de Remuñe y emprendemos el descenso hacia el circo en el que comienza el Valle de Remuñe, muy ayudados por la nieve en perfecto estado. Después equivocamos un poco el camino y en lugar de entrar en la garganta que conduce directamente hacia los vivacs donde tenemos la tienda, bajamos más a la derecha por una lengua de nieve amplia, que nos deja en la zona de los ibones más al Sur. Junto a uno de ellos nos quitamos los crampones y en breve descenso alcanzamos la tienda cuando son las dos y media pasadas.

Aquí nos lo tomamos con toda la calma del mundo para recoger todo, desmontar la tienda y cargar los mochilones. Esta vez a buena hora el descenso por el Valle de Remuñe no se me hace tan eterno como otras veces, y pasadas las cinco nos plantamos en el coche.

Tres días estupendos con el borrón final de darme cuenta de que me he dejado el teléfono móvil en el refugio de Maupas?imposible más lejos?

Tras la parada obligada en Benasque continuamos el regreso hasta Pamplona.



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