Pico de Tempestades  (3290 metros)
CRESTA MARGALIDA - TEMPESTADES DESDE VALLIBIERNA

SITUACIÓN:
* Unidad: Macizo de la Maladeta.
* Población más cercana: Benasque(Huesca).
* Cartografía: Ed. Alpina, hoja digital "MALADETA".

¿DÓNDE ESTAMOS?: En sureste del Macizo de la Maladeta, su parte menos visitada, más allá del Aneto, se eleva este par de picos en una afilada cresta defendida por pavorosas paredes al norte pero bastante accesible desde el sur. La cercanía de ambas cumbres obliga casi a emparejarlas en un solo itinerario.

ACCESO: Al Puente de Coronas se llega, desde Benasque, saliendo por la carretera que remonta el Valle de Benasque; a los 6 km. está el Plan de Senarta, donde hay una zona de acampada y se toma la pista de tierra de Vallibierna que, al cabo de unos 12 km., nos deja en el Puente de Coronas, donde hay un refugio abierto y empieza la ascensión. En julio y agosto, sólo se puede subir el valle en autobús; en Benasque dan información de horarios y precios (altos).

ITINERARIO: Puente de Coronas - Pleta de Llosás - Lago de Llosás - Ibón Pequeño de Llosás - brecha sur del Margalida (3.191) - Margalida - cresta al NO - Tempestades - cresta al sur - cara este - Ibón Pequeño de Llosás - retorno.

FICHA TÉCNICA:
* Desnivel: Unos 1.400 metros acumulados.
* Cota mínima / máxima: 1.970 m / 3.296 m
* Tiempo: Unas 6h45, en total, sin contar paradas.
* Dificultad: PD. Corta chimenea fácil en acceso a cresta (I). Arista de bloques de escasa inclinación, afilada y aérea (II) con buena roca. El resto es caminar por terreno cómodo.

COMENTARIOS: Itinerario que sería muy fácil si se evitara el tramo de arista (lo que es posible pasando por su base, con muy poco incremento de tiempo y desnivel). Sin embargo, es precisamente el recorrido de la cresta, colgado sobre glaciares en uno de los entornos más verticales de la cordillera lo que aporta casi toda la belleza a esta ruta. Por otro lado, la arista es vertiginosa pero no expuesta; salvo para gentes con un vértigo acusado, creo que está al alcance de cualquiera, a condición de tomársela con calma y usar la cabeza.
Hay que tener en cuenta la restricción al tráfico privado de la pista de Vallibierna, reservando el día anterior a aproximación y sumando unas tres horas de retorno a la carretera del Valle de Benasque o asumiendo el autobús desde Benasque, bastante caro y que garantiza casi seguro un plantón a la bajada.

ADVERTENCIA: El texto de las dos descripciones en cresta de esta ruta (Margalida y Tempestades) es exactamente igual pero hay fotos distintas, que intentan ajustarse a ilustrar el pico descrito en cada caso.

DETALLES: A la sombra de los omnipresentes picos de Vallibierna, fui subiendo a través del bosque por una ancha pista pedregosa. El carril se hace senda y prácticamente se esfuma al llegar a la Pleta de Llosás. Para subir de aquí al ibón, hay que atravesar una amplia pradera que suele estar medio inundada, lo que hice siguiendo los hitos que rodean el rellano por la izquierda (NO). Al fondo del prado, los mismos me llevaron al eje del valle, por donde baja entre rocas el torrente de Llosás. Ascendiendo por bloques llegué al Ibón de Llosás, impresionante en la umbría matutina, y giré a la derecha (E), cruzando el desagüe para buscar, junto a la entrada de aguas, una senda señalada por hitos que remonta el barranco hacia el Ibón Pequeño.
Esta senda, muy marcada en la hierba, deja atrás el citado laguito y sigue subiendo por la ladera meridional del macizo en una prolongada diagonal muy cómoda. Al rato, estando casi a ras con la cercana Brecha Soler y Coll, los hitos se bifurcan en dos líneas. Seguí la de la izquierda, más marcada, que remonta al norte la ladera siguiendo un pequeño chorro de agua. Trazando rápidos zig-zag, llegué enseguida a un rellano donde la hierba, que iba clareando hace rato, terminó de desaparecer, sustituida por la roca. Poco después entré en el Helero de Russell, gran nevero perpetuo que se extiende al sur de la arista entre el Tempestades y el Pico Russell.
Los hitos siguen aquí hacia esta última cumbre, así que es el momento de dejarlos. A la izquierda, pueden verse la pirámide cimera del Tempestades, muy clara, y la cumbre del Margalida medio tapada por una cresta; al pie de la misma, una rampa de nieve marca la entrada a la chimenea de acceso a la cresta. Me dirigí directo hacia la misma por una pendiente de nieve moderada y muy llevadera. Una vez al pie del pasillo, no muy empinado (menos de 30º) una breve subida me llevó a una estrecha horcada, cotada en algunos mapas como 3.191 aunque yo creo que está bastante más alta, al pie mismo de la cumbre del Margalida, que aparece desde aquí espectacular, como un afilado cuerno levantado al cielo (luego no es para tanto).
Desde la estrecha cima, los abismos de la cara norte impresionan lo suyo, mientras al noroeste la cercana cumbre del Tempestades espera al otro lado de la arista y el Aneto asoma majestuoso tras ella. Para ir al segundo pico de la jornada, seguí hacia el noroeste la arista, que es afilada y está formada por bloques de buen tamaño hacia el Tempestades. Hay mucho que gatear pero sin ser difícil en ningún momento (II). Los obstáculos siempre se pueden soslayar lateralmente pero creo que es inevitable aquí hacer el mono más de lo necesario: el ambiente es tan alpino y la arista tan... "noble", que no se puede sino jugar.
Una vez en el Tempestades, fui algo más allá y me asomé al fondo de la brecha, bajando un poco al noroeste, impresionante visita que recomiendo a todo el que vaya. Tras pasar un rato embobado ante la cara más espectacular del Aneto, bajé por la cresta sur, ancha, pedregosa y compacta. A unos 50 ó 60 metros de cumbre, me desvié a la izquierda (E) para bajar por un tubo poco marcado, donde persiste el último nevero que se derrite en verano. Siempre pisando nieve, seguí luego por el flanco de la cresta al sur y giré nuevamente al este para llegar de nuevo al Helero Russell. Una vez al pie de la cresta, volví a atravesar la suave pendiente de nieve en diagonal a la izquierda (SSE) hasta encontrarme con mi propio camino de subida, muy cerca del límite inferior de la nieve. Desde allí, deshice el camino de subida hasta el Puente de Coronas.