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Suscribirse al canal contenidos Ascensión a el Soum de Ramond (Añisclo) (3254 m) por julian -- 12/08/2009
Vía: (Normal por el Collado Superior de Góriz y la Punta de las Olas) --
(2992 visitas)
  • Hora de salida: 9
  • Hora de llegada: 18
  • Meteorología: Nublado
  • Dificultad: Bastante facil
  • Días: 1
  • Tipo: Ascensión
  • Gps: Sin fichero GPS
  • Ver panorámicas
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Soum de Ramond (Añisclo)  (3254 metros)
.
Tercer día de una travesía entre Ordesa y Añisclo iniciada por el circo de Carriata. El segundo día ascendimos a Monte Perdido por la vía de Las Escaleras, bajamos al Lago Helado y subimos desde allí al Cilindro antes de volver cerca de Góriz para pasar la noche (descripciones en ?Monte Perdido? y ?Cilindro?). Hoy tenemos previsto subir hasta el Pico de Añisclo, tras dejar oculto en el Collado de Arrablo parte del peso, y volver por el mismo sitio a recogerlo para vivaquear en los prados altos de la Fuenblanca.


El Pico de Añisclo, llamado también Soum de Ramond desde el 21 de agosto de 1872 sin consultar que se sepa con la autoridad municipal, es la más baja y la menos visitada de las Tres Sorores. Más perdido aún que Monte Perdido, del que lo separa una cresta no apta para todos los públicos, y rodeado por un pequeño laberinto de murallas y fajas, no es raro su olvido ante tan ilustres vecinos, incluso aunque no tiene en sus vías normales un paso tan selectivo como el del muro SW del Cilindro.

Si es preciso alegar razones a su favor, recordemos que es el primero de los tres que saluda nuestra llegada al circo de Soaso, al final de Ordesa. Su posición arrinconada respecto a Góriz, además de alejarlo de las multitudes, lo sitúa en la misma encrucijada de los tres valles principales que integran el Parque Nacional -Ordesa, Añisclo y Pineta. Por si fuera poco, está flanqueado por varios picos mayores de tres mil metros que siempre suponen un aliciente para coleccionistas de cumbres.

Pero tomemos ya sin más rodeos las marcas del GR-11 en dirección al Collado Superior de Góriz o de Arrablo, adonde llegamos tranquilamente en tres cuartos de hora desde el refugio. Este amplio paso entre Ordesa y las planicies superiores de Añisclo que se abre entre la Torre de Góriz ?o Morrón de Arrablo- y la Sierra Custodia, es un lugar árido y desolado, aunque poco más abajo en dirección al naciente barranco de la Fuenblanca, a unos 2200 m. de altitud, se avistan amplias plataformas herbosas entre abrigos de roca, muy apropiadas para el vivac.

Tras descargar y ocultar en el collado todo nuestro material de pernocta según lo previsto, continuamos por un GR que se eleva a la vez que inicia un largo rodeo por las cornisas que recorren la base de la muralla meridional del pico de Añisclo. La muralla consiste de hecho en una falla o estrato vertical que se prolonga sin interrupción a unos 2700 metros de altitud desde el espolón sur de Monte Perdido hasta la proa o cabo de la Punta de las Olas, impidiendo cualquier acceso sencillo a las terrazas y laderas superiores del macizo. El Morrón de Arrablo adorna la muralla como un singular torreón.

El punto débil en la barrera, bien indicado por un par de hitos gigantes, se localiza muy hacia el este, poco después de que hayamos perdido algo de altura tras rebasar un hombro, y poco antes de que el GR-11 rodee por fin la Punta de las Olas para iniciar su vertiginosa travesía por la pared oriental de la mole, en busca del collado de Añisclo. Sin llegar por lo tanto a este tramo espectacular de la gran senda pirenaica, nos desviamos de ella para ganar altura por la izquierda. Nos dirigimos a una canaleta evidente que nos sitúa en pocos minutos en la base de la vasta y pedregosa ladera superior de la Punta de las Olas.

Ahora tenemos que vencer por este ingrato terreno trescientos metros de desnivel puro y duro, entre trazas y algunos hitos, hasta alcanzar la línea divisoria con la vertiente de Pineta. La cresta es corta y suave, aunque todavía nos queda una sencilla trepada, que se aborda por el lado oeste o de Añisclo, al resalte rocoso que circunda como un puente de mando la cima de la Punta de las Olas (3.022 m).

Las nubes que se elevan desde los valles nos han ido rodeando con mayor insistencia que ayer, así que acordamos hacer una parada en el mismo círculo de piedras de la cumbre para observar la evolución del cielo, y de paso almorzar. Saludamos a una pareja que ha subido desde Cuello Arenas y a un excursionista solitario que nos pregunta por un semioculto Ramond antes de seguir adelante. Nuestro joven compañero Manu, que se ha unido por un par de días a la travesía, se da la vuelta en solitario después del almuerzo porque trabaja al día siguiente.

Al norte de la Punta de las Olas, nos adentramos en territorio lunar. El campo pétreo y solitario que la separa de la Espalda de Esparrets es engañosamente extenso y desnivelado. En esta ocasión, graveras de diferente tamaño dominan casi todo el paisaje, pero el año pasado a mitad de julio, tan sólo las crestas emergían del gran manto nevado en un escenario casi alpino.

En esquema, la orografía de la zona está formada por dos terrazas o callejones paralelos a diferente nivel, separados entre sí por un fuerte cortado que va ganando altura hasta que se esfuma al llegar a la zona del nevero perenne del cuello del Perdido. La terraza superior o principal, más ancha y larga, comunica sin problemas la Punta de las Olas con el Baudrimont más cercano a ella (SE), y luego recorre la falda del pico de Añisclo a la vez que se empina, hasta topar con el nevero perenne y el espolón oriental de Monte Perdido.

La terraza inferior es más bien un simple tubo o canalón directo entre ambos Baudrimonts: el SE se aborda desde la terraza superior pero el NW desde la inferior. El problema es que no es fácil descender de una a otra terraza tras bajar del Baudrimont SE, cuando el desnivel entre ambas es todavía pequeño y podría existir un posible punto débil en el cortado que las separa (que nosotros no llegamos a comprobar).

Si como es probable, no vemos factible pasar de uno a otro nivel en las inmediaciones del Baudrimont SE, no tendremos más remedio que renunciar al que sería un elegante recorrido circular de las cinco cumbres y hacerlo de ida y vuelta por la terraza superior. De este modo acumulamos más desnivel al tener que pasar dos veces por su punto más elevado, bajo del cuello del Perdido, descendiendo al pie del Baudrimont NO por el nevero en lugar de utilizar el atajo del tubo inferior.

Parece complejo y realmente lo es, pero en nuestro caso, unas nubes cada vez más oscuras nos van a ahorrar quebraderos de cabeza. Desde la Punta de las Olas, hemos continuado por terreno descendente con algunas ondulaciones hasta la base del Baudrimont SE, cuya cercanía y buenas vistas sobre Pineta hacen tentadora la ascensión. Para ello, remontamos en diagonal a la derecha la pedrera que termina en la roca, donde cambiamos de dirección para tomar una repisa diagonal hacia la izquierda, que nos lleva a la cresta pocos metros por debajo de la cumbre.

Tras descender por el mismo sitio, enfilamos ya nuestro objetivo principal, sobre la terraza superior que se dirige cuesta arriba hacia el cuello del Perdido. Atravesamos primero una zona de bloques grandes antes de enfrentarnos a la segunda pedriza menuda del día, donde en uno u otro momento ?trazas de senda e hitos-, vamos a tener que girar a la izquierda para atacar ya sin tregua la ladera oriental de la pequeña de las Sorores. Alcanzamos sin dificultades aunque no sin esfuerzo su cresta, que tenemos que recorrer hacia nuestra izquierda (Sur) para llegar a la cumbre del pico de Añisclo (3.260 m). Lo avanzado de la hora y un par de truenos en el momento preciso nos hacen renunciar al Baudrimont NO y a la distante Espalda de Esparrets, que la mayoría de nosotros no ha pisado antes. Ahí se quedan para otra vez, quizá por la Terraza Bellevue desde Pineta.

Al poco de darnos la vuelta y como suele ocurrir en estos casos, el día empieza a despejar a marchas forzadas, pero la decisión ya está tomada. Volvemos por el mismo camino hasta el collado de Góriz, donde recuperamos el material oculto, necesario para pasar la noche. Lo haremos con total comodidad 150 metros más abajo, siguiendo un cuarto de hora por la variante ?civilizada? del GR que baja camino de la Fuenblanca.

Al día siguiente todavía nos queda un larguísimo descenso mañanero por el valle de Añisclo, maravilla natural que nos hemos reservado para rematar la travesía, y que no desmerece en absoluto con la Faja de las Flores por donde la empezamos. Las nubes de desarrollo siguen el mismo patrón que los días anteriores, aunque este último llegamos a mojarnos al final, llegando ya a la cueva-altar de San Urbez. A estas alturas poco importa: hay que dar gracias al santo eremita para tenerlo siempre de nuestra parte y seguir contando en el fututo con su protección. A Ordesa siempre se acaba volviendo, y sobre todo Joaquín, que era la primera vez que venía y va a tener que contar que no ha visto la cascada Tamborrotera, ni la Cola de Caballo?


ADVERTENCIA: Esta reseña está basada en las impresiones subjetivas -mezcladas con lecturas y opiniones ajenas- de uno de los integrantes de un grupo con un nivel físico medio aceptable, suficientemente equipado y con bastante experiencia pirenaica en conjunto, en un día de pleno verano con meteorología incierta aunque finalmente favorable, en el que todo salió bien. En otras condiciones, las cosas pueden ser muy diferentes, por lo que deben juzgarse por cada cual y actuar en consecuencia. La seguridad en la montaña es una responsabilidad personal del que se expone a ella.

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