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Suscribirse al canal contenidos Ascensión a el Teide (3718 m) por Bucuesa -- 04/07/2008
Vía: (Ruta 0-4 en la cara norte desde la Playa del Socorro.) --
(5299 visitas)
  • Hora de salida: 6
  • Hora de llegada: 11
  • Meteorología: Sol
  • Dificultad: Dificultad media
  • Días: 1
  • Tipo: Ascensión
  • Gps: Sin fichero GPS
  • Ver panorámicas
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Teide  (3718 metros)
Mapa Teide, sección norte. Vía en rojo.
Mapa Teide, sección norte. Vía en rojo.
Rosa Mª. Martínez.
Mariano Javierre.
Al Teide no se va por casualidad. Hay que ir a la Isla de Tenerife, y no es precisamente el Prepirineo.
Por razones que no vienen al caso iríamos inicialmente a Tenerife para pasar ocho días. Serían de playa y en Tenerife está el Teide.
Al Teide se puede subir al estilo ?guiri?, el teleférico te deja a 3550 metros de altitud con lo que resta una ?enorme? ascensión de 168 metros de desnivel pues, no en vano, se trata de la mayor altitud de España.
Conocía la opción más común y decididamente montañera que consistía en partir del aparcamiento de vehículos bajo la Montaña Blanca, situado sobre los 2350 metros de altitud y primero por pista y luego por camino ascender por encima de los 1400 metros de desnivel. Esta opción podía realizarse de noche con lo que se podía llegar a la cima para contemplar el amanecer.
También conocía la llamada Ruta 0-4 que suponía el reto de ascender desde la playa a la cima, lo que suponía un ascenso mínimo de 3718 metros de desnivel y esas ya eran palabras mayores a pesar de contar con el refugio Altavista situado a 3259 metros de altitud.
¿Y cómo pretendía hacerlo yo? Pues muy sencillo: haríamos la Ruta 0-4 pero de tacada y pasando del refugio para ver el anochecer en la cima, vivaquear allí y ver el amanecer. Rosa, cómo no, se pone por las nubes, y yo, una vez más, me tendría que ganar el cielo.
El 30 de Junio nos vamos a Madrid y el 1 de Julio volamos a Tenerife? Puerto de la Cruz, ya hemos visto nuestro objetivo.
El día 2 tomamos la guagua y nos vamos hasta la Playa del Socorro. Quiero reconocer el camino en lo relativo a la salida de la playa puesto que me parece lo más complicado de la actividad. Rosa se queda en la playa y yo con una mochila pequeña me marcho de reconocimiento.
Dispongo de algo de información que he sacado de Internet, especialmente la que me ha proporcionado mi amigo Balaitus. Lo había hecho el año pasado y la localicé en pirineos3000. Había colgado un montón de fotos y finalmente terminé poniéndome en contacto con él, vía particular. Además me facilitó unos enlaces de Miguel su amigo canario.
Entre fotos y planos de detalle y un librillo de excursiones en Tenerife que me facilitan compuse un mapa de escala 1:20.000 con casi toda la ruta. Creo que cuento con información suficiente.
La estrategia era simple: ir al amanecer al punto de partida en la Playa del Socorro y llegar a la cima antes de anochecer. Eran 3718 metros de desnivel para los que teníamos suficiente tiempo con todo el día. Dormiríamos arriba, veríamos anochecer y amanecer para luego tomar el teleférico en descenso, pues suponíamos que estaríamos muy cansados como era lógico.
A pesar de ello y como opción b, suponiendo que el calor nos atacara más de la cuenta, podríamos parar y continuar el ascenso de noche. Si nos iba todavía peor teníamos permiso de ascensión de 9 a 11 de la mañana para el día siguiente. Se trataba de un margen que consideraba excesivo pero allí estaba a nuestra disposición. Para ello íbamos a llevar material de vivac, comida y agua desde abajo, pasando del refugio, del que teníamos regular información.
En poco más de hora y media, con embarque inicial aunque breve y algunas dudas hasta alcanzar el Barrio de Tigaiga, alcanzo el Mirador de la Corona guiado bastante bien por las indicaciones que poseo pues el camino no está balizado en modo alguno. Además localizo la Fuente de la Corona de la que, un abuelo me confirma, que es buena para beber y, allí recogeremos una parte del agua necesaria, no me fío del todo.
No puedo sacar demasiadas conclusiones para la marcha real puesto que ni el peso ni la hora serán los mismos, a pesar de ello, si que creo que nosotros podemos: estoy seguro.
El Puerto de la Cruz está en la costa norte de la Isla de Tenerife. Los vientos alisios al chocar con la ladera norte de la montaña hacen algo similar a lo que sucede en los Pirineos: originan nubosidad de retención que mayoritariamente se suele estacionar de los 800 a los 1500 metros. Lo sabía, y hoy las he dejado ligeramente por encima de los 800 metros de altitud, pero no creía que sucediera tan asiduamente. El pico solamente lo veremos un día desde la playa. También lo vimos a la llegada a la isla pero estábamos en el sur.
El Valle de la Orotava suele estar cubierto y el cierre oeste del mismo que es por donde vamos a subir, también.
El día 3 nos vamos hasta la parada de los taxis, próxima. Hemos decidido ir en taxi hasta la misma playa puesto que a pesar de que la guagua sale a las seis y tarda prácticamente lo mismo que el taxi sin tráfico, nos deja en la carretera y hay que bajar 100 metros de desnivel con lo que perderíamos un cuarto de hora. Hay que cuidar al ?coco? para que todo salga de manera aceptable.
El viernes 4 de Julio de 2008 llega a las cinco y media de la mañana. Desayunamos y a las seis estamos en la parada de taxis de la Estación de guaguas. Es todavía de noche, no hay ningún taxi pero inmediatamente llega uno. Quince minutos después nos deja en la Playa del Socorro.
Bajamos las escalinatas hasta la arena, hacemos una foto nocturna todavía, ponemos el altímetro a cero y? ¡Adelante! El Teide nos espera.
Son las seis y veinte, la única carretera de salida de la playa lo hace en fuerte ascenso y en dirección casi este, hasta que se divide en las proximidades de la TF 5., para incorporarse a la misma o pasar por debajo y hacerlo en sentido contrario. Como no hay demasiado tráfico nos incorporamos directamente hacia el oeste sin pasar por debajo y 100 metros más adelante, cruzamos la misma justamente en frente del lugar donde hay que abandonar ya la carretera.
En dirección sur arranca de la carretera una pista de tierra muy suelta que da acceso a una serie de platanares escalonados al lado derecho de la misma teniendo al otro lado una ladera prácticamente inculta.
Empieza a ser de día y, enseguida, comienza a ascender, llega a un depósito de agua vallado y tras una fuerte lazada alcanza la casa más baja del Barrio de Tigaiga, en el lugar donde charlé con sus ocupantes y acabaron la mayor parte de las dudas el día del reconocimiento.
La pista continúa ahora asfaltada, en fuerte ascenso, en dirección sur y por medio de fincas de cultivo que riegan por goteo. Se trata de una largada interesante que cruza la carretera entrando de lleno en el barrio.
Inmediatamente al otro lado de la carretera hay una pequeña capilla y frente a ella giramos al sudeste y continuamos por una calle que cuenta con un par de rellanos. Nos conduce a otra capilla, actualmente vallada por una obra y es allí donde giramos de nuevo al sur e iniciamos el Camino de las Vueltas de Icod el Alto al que un cartel, más adelante, llama Camino del rey.
Se trata de una estrecha pista empedrada que inmediatamente se cierra al tráfico de vehículos y se empina como solamente lo hacen los viejos caminos que tratan de abreviar. Se cumple la primera hora de marcha.
Vuelta a vuelta el camino gana altura de manera consistente sacándonos del ?falso rellano? de Tigaiga, nos permite contemplar el camino realizado y nos aproxima a la Carretera de Icod el Alto.
Llegamos a ella por encima de unas obras de mejora pero sabemos que hemos de caminar en ascenso por la misma alrededor de un kilómetro, hasta casi alcanzar el restaurante del Mirador del Lance a 560 metros de altitud.
Las obras han actuado a ambos lados de la carretera pero no han modificado el camino que parte 150 metros antes del restaurante, desde la carretera en ascenso de nuevo hacia el sur.
El camino poco transitado incita a la duda resuelta el día anterior, pero inmediatamente gira dos veces seguidas a nuestra izquierda y se orienta de nuevo al sur a través de una empinada calle, no demasiado rectilínea, que atraviesa el Barrio del Lance. La carretera sigue en ascenso ahora más suave saliendo del barrio, nos muestra el Teide en la distancia, pasa junto a una casa y enseguida, un camino a nuestra izquierda, transita por delante de una última casa que fue donde charle con el dueño de la misma acerca de las fuentes de la zona y se va directamente hasta el Mirador de la Corona...
Nosotros no tomamos ese camino sino que proseguimos por la carretera, pasamos junto a una capillita y enseguida alcanzamos la valla de madera que protege el acceso a la Fuente de la Corona o Dornajito, a la derecha de la carretera, cuando van a ser las ocho.
Hemos subido con tres litros y aquí cogeremos tres litros y medio más. Creemos que con ello será suficiente.
La fuente, más que manar, llora el agua, con un chorrín desconsolador. Calculo que el aprovisionamiento se nos llevará por encima del cuarto de hora y por lo tanto, propongo aprovechar el tiempo y comernos unos mini bocadillos a la vez que echamos un trago de agua pero sin pasarse, cuesta tanto rellenar?
La mañana ha salido sin nubosidad, ni por abajo ni por arriba de momento. Nos han anunciado un buen día que no sabemos en qué consistirá. De momento hemos sudado pero es que el ritmo sin correr ha sido interesante.
Volvemos a la carretera y en el cruce con la que sube de Icod el Alto por el oeste nos vamos para arriba. Enseguida llegamos al inconfundible Mirador de la Corona situado a 760 metros de altitud cuando son las ocho y veinte de la mañana.
Antenas varias, saltaderos de parapentistas, capillita, mirador, Valle de la Orotava? No les dedicamos ni un solo instante. Rosa enfila la pista terrosa de salida en dirección norte por la parte izquierda de la ladera y para arriba saliendo de las últimas terrazas cultivadas y entrando en un bosque tipo laurisilva a través de la cual se va a desarrollar, durante un buen trecho, nuestro camino.
La pista terrosa y húmeda en la que localizo huellas recientes de ascenso peatonal y que ha sido transitada por algún coche, es en realidad un cortafuegos que sube directo por la parte este de la ladera, atajando las lazadas de la pista que sube por el oeste.
Pasamos junto a la Fuente de Pedro, también a la derecha de nuestro camino, decorada con hortensias al igual que la otra y de la que nos dirán que regatea también el agua y enseguida alcanzamos el Mirador del Asomadero. Allí hacemos una foto y nos asomamos al valle de la Orotava inusualmente limpio de nieblas que hace rato se han bajado a bañar a la playa. Estamos a 1087 metros de altitud.
Abunda el laurel, el brezo de tamaño considerable, el tamarizo, el eucalipto, el enebro, la retama y el helecho acompañado de algunos musgos y líquenes en las zonas más húmedas y sombrías. Además de la presencia de una importante profusión de especies que no conozco, especies que capturan agua y que retienen entre sus hojas propiciándonos un ligero remojón en un trozo de camino estrecho por el que el autor de las huellas no ha pasado ya que las telas de araña así lo señalan.
Nuestro camino coincide con la pista y con el caminante. Se trata de José Luís, un pamplonés que se ha ?bailado? los Sanfermines y que se ha venido por aquí con la intención de reconocer para posteriormente subir al Teide desde la Playa. Maneja una información similar a la nuestra.
Ha salido de Icod el Alto, quiere ir hasta el Portillo y charlamos con facilidad puesto que nuestras filosofías sobre la montaña son muy parecidas. Lleva un poco de menos ritmo que nosotros entre fundamentalmente porque su objetivo para el día es menos ambicioso que el nuestro. Nosotros atemperamos ligeramente la marcha y subimos charlando muy a gusto. Nos interesa especialmente puesto que nos ayuda a evadirnos del camino y dejar que el piloto automático funcione, cosa que hoy será especialmente necesario.
A pesar de ello continuamente controlamos el camino pero solamente al principio puesto que luego, pillado el truquillo, hay que ir siempre por la izquierda que casi siempre es lo más empinado.
No debemos pasar por el Crucero de Corral Quemado y sí localizamos el caminillo que se va hacia el área recreativa de Chanajiga. Tampoco localizamos la Choza Viera y Clavijo, pero poco después alcanzamos el enclave de la Piedra de los Pastores situada a 1602 metros de altitud y charlamos brevemente con un empleado del parque que nos lo confirma aunque no sea necesario. El lugar conoció tiempos mejores.
Atravesamos la pista que va de izquierda a derecha y seguimos casi invariablemente al sur y en ascenso aunque ahora bastante más suave.
Entramos a la desoladora zona del incendio sobre la corona forestal en la que abunda el pino canario y para que todo no resulte desagradable pues el paisaje ahora si lo es, comprobamos que hay un número importante de pinos que están rebrotando por las zonas altas de las copas.
Se hace un poco de calor, echamos algún trago prácticamente sin detenernos y enseguida nos ponemos de manga larga y nos calamos los sombreros de paja. La zona con vegetación más reducida deja entrar bastante el sol.
José Luís tenía idea de parar, pero viendo que nosotros queremos llegar hasta la Cruz de Fregel para hacer allí una buena parada, se decide a continuar ya que calculamos por la altitud que no quedará más allá de media hora.
Sobre los 2050 metros de altitud nuestro camino coincide con la pista y por ella, girando ligeramente al oeste-sudoeste y ya muy llana nos aproxima al amplio collado que suponemos será la Degollada de la Fortaleza también llamada la Degollada del Cedro.
Enseguida avisto la encalada Capilla de la Cruz de Fregel que reconozco de inmediato rodeada de pinos que nos regalarán la última sombra antes de salir a la soleada Cañada de los Guancheros.
La capilla está en el mismo collado a 2084 metros de altitud. Son las once y veinte de la mañana, llevamos 5 horas de camino y nos hemos subido 2100 metros lo que no está nada mal y permite que vayamos descontando ya pues hemos superado la mitad.
Soltamos las mochilas y nos sentamos respaldados en los troncos de los pinos. Vamos a comer tranquilamente y a descansar. Tenemos merecidas ambas cosas
Se había hecho un poquillo de calor y ganas de parar últimamente y por ello agradecemos la fresca sombra. Comemos y bebemos tranquilamente contemplando la Montaña Blanca y los abundantes lagartos que han olido la comida.
El descanso se agradece pero nosotros no somos dados a esto y a pesar de haber previsto un periodo bastante más dilatado no estamos allí ni siquiera una hora. A las doce y cuarto continuamos camino.
Es un cruce de pistas y caminos pero no hay duda, hay que bajar hasta la parte baja de la Cañada de los Guancheros. La pista da una lazada larga para bajar 40 metros, pero de forma directa y en dirección sudoeste, un caminillo nos baja a la zona arenosa de la cañada.
Desde arriba hemos localizado sobre la arena el camino que viene del portillo y se orienta hacia el oeste transitando paralela a los Riscos de la Fortaleza y en dirección sur, aunque algo más débil, el camino que se introduce en una zona de retamas y que, evidentemente, conduce hacia Montaña Blanca de manera rectilínea.
Nuestro compañero se viene con nosotros hasta Montaña Blanca en lugar de marchar directamente al Portillo. Hacemos algunas fotos en el fondo y proseguimos adelante hasta entrar inmediatamente entre retamas, lugar en el que comenzamos a encontrar hitos de piedras. Nos pueden evitar alguna pequeña vuelta pero nada más.
Tenemos delante de nosotros una largada de alrededor de 5 kilómetros para la que calculo entre hora y media o dos bastante complicadas pues se han terminado las sombras. Se trata de un infierno esperado que parece confirmarse de inmediato pues se nota como sube el calor por las piernas, pero el tema no irá a más, por suerte. Vamos a comprobar de inmediato lo del buen día augurado.
En la zona del incendio he querido advertir la presencia de una discretísima brisa que ya no guardaba relación con la mañana. A la sombra de los pinos de la Degollada de la Fortaleza también movía pero se trataba de un collado orientado de norte a sur. Ahora, entrados en la zona de resecas retamas y tan pronto como salimos del puro fondo de la cañada, la brisa entra del norte y aunque de manera intermitente pero decididamente benévola nos va a acompañar en la parte más tórrida del camino y del día.
Ascendemos muy suavemente entre la Montaña de los Tomillos al este y la Montaña Negra al oeste aunque son prácticamente imperceptibles.
Una hora después salimos de las retamas y entramos en una zona desértica de arenas claras en relación con el oscuro tono volcánico general, es la Montaña Blanca y encontramos los primeros Huevos del Teide: bloques negros de basalto, de alrededor de 50 metros cúbicos, que debieron rodar cono abajo y en rellano se han quedado.
Enseguida localizamos la pista que conduce a la cima de la Montaña Blanca, viene prácticamente del sur atravesando entre Montaña Blanca y Montaña Rajada pues ha nacido en la última zona de aparcamiento para vehículos.
Nosotros viramos un tanto al sudoeste bien orientados y alcanzamos la pista que tentadora nos ofrece atajos. Sabemos que no estaba permitido transitar fuera de los senderos autorizados pero no deben preocuparse demasiado por el tema ya que adentrarse en un medio tan meteorizado y tan suelto es un suicidio seguro. No es terreno para trazarse el camino en el que, se asientan algunos tajinaste azules de considerable talla. Los guardas dicen que hay mucho más, lo que, evidentemente, no discutimos
La pista alcanza el Collado de Montaña Blanca para marchar hacia la plana cima pero unos metros antes, estaremos algo por encima de los 2700 metros de altitud, en un suave lomo en el que sigue corriendo la brisa paramos a comer otro poco y a descansar. Son las dos menos cuarto y vamos muy bien aunque la sed comienza a hacerse sentir. Hemos bebido poco intencionadamente.
Media hora después reemprendemos la marcha hacia el oeste y nos introducimos en el Sendero de Lomo Tieso. El camino es inconfundible y transita una pared bastante inclinada sobre la que desarrolla continuas zetas que facilitan el ascenso ya que, a estas horas llevamos algo de tralla en las piernas.
Enseguida alcanzamos la Estancia de los Ingleses, un pequeño rellano sobre los 2900 metros, en el que hay unos huevos. Se puede descansar en alguna pequeña sombra y hay algún vivac.
Subimos con ritmo que nos parece suave pero persistentemente, somos expertos y sabemos que los 550 metros que nos separan del refugio no los van a regalar. A pesar de ello el último tramo se nos atraganta un pelín, bueno, es un pequeño peaje al día que llevamos.
A las cuatro menos cuarto alcanzamos el Refugio Altavista situado a 3254 metros de altitud. ¡Ya queda menos!
El refugio es de medianas dimensiones, está abierto pero con las dependencias cerradas a excepción del salón. Luego llegará el guarda que es un funcionario del parque.
El refugio pertenece a la Federación de Montaña, no da de comer y solamente ofrece literas y mantas además de aseos. Tiene una cocina libre muy bien montada y el mobiliario es estupendo. El tema del agua lo tienen crudo pues la suben con el teleférico y la llevan de depósito en depósito. La botella de medio litro vale 3 euros.
Charlamos con el guarda que nos atiende muy amable y nos confirma que hay una sola guagua que baja a las cuatro de la tarde.
No tenemos prisa en llegar a la Rambleta pues hasta las cinco de la tarde no se marchan los guardas pero se nos va el tiempo sin apenas enterarnos. A las cinco y media salimos de nuevo para arriba. Nos esperan otros 300 metros para los que calculamos otra hora más.
El camino continúa en dirección oeste, en constante ascenso y perfectamente arreglado, es imperdible. Pasamos relativamente cerca de la cueva del hielo a la que no vamos y finalmente, con ganas, tomamos el tramo último del camino que se arrellana en dirección sur al encuentro de la estación superior de teleférico y de la Rambleta tas unos pequeños sube y bajas.
A las seis y media alcanzamos la cadena de la Rambleta lugar en el que se establece el control de acceso a la cima. Nosotros nos vamos hasta los edificios del teleférico. Todo está desierto pero en la penúltima pilona hay unos operarios realizando alguna reparación.
Subiendo el último tramo se ha hecho calor pero nos ha seguido acompañando la brisa que ahora a la sombra de los edificios resulta muy fresca.
Merodeamos un poco por los alrededores y veinte minutos después pasamos la cadena de la Rambleta a 3550metros de altitud. Aquí comienza el Sendero Telesforo Bravo de uso restringido. Se trata de un camino perfectamente escalonado de manera artificial que recorre e fuerte ascenso una clara arista bastante erguida en dirección noroeste.
Solamente hay 150 metros de desnivel hasta alcanzar la parte sur del cráter que se hacen, aunque cortos, bastante pesados y en los que notamos los vapores de azufre que vierten las fumarolas del sur del cono volcánico. No hace falta decir que el Teide es un volcán apagado pero con reducida actividad.
A las siete y diez nos asomamos al cráter y por su borde este ganamos altura hasta alcanzar la cima del Teide situada a 3718 metros de altitud. ¡Conseguido! Son las siete y cuarto. Nos hace los honores un alemán muy amable que no habla nada de español pero que nos hará un completo reportaje fotográfico.
La cima del pico es un doble promontorio de rocas claras al igual que todo el entorno próximo. Corona un cráter un tanto elíptico de entre 70 y 100 metros de diámetros y que tendrá una profundidad máxima de alrededor de 40 metros. Nosotros proseguimos por la parte alta del cráter en suave descenso hasta la parte noroeste y por allí accedemos suavemente al interior.
Ligeramente al noroeste de la cima, en un lugar en el que las emanaciones son mínimas y sobre uno de los vivacs que hay decidimos quedarnos. Se trata de un rellano de gravas amarillentas y cubiertas de polvo azufroso y que arrellanaré a mi estilo dejando un lecho impecable para dormir.
Recorremos un poco todo admirado un paisaje un tanto monótono con las nubes muy bajas que cubren el mar, charlamos con Biola desde la zona orientada al teleférico, con un sol radiantemente vespertino y una temperatura extraordinaria aunque nosotros estamos un tanto destemplados.
Luego nos bajamos a nuestro vivac, deshacemos las mochilas, cenamos y volvemos a la cima para fotografiar la sombra vespertina del Teide cuando se pone el sol.
Baja un poco la temperatura y no tenemos nada mejor que hacer, nos empiltramos. Son las nueve y hay que descansar ya que, a mí al menos, sed no me falta. Beberé una burrada. Rosa, en cambio no tiene sed.
Dormitamos el anochecer que nos regala una noche, suavemente ventilada en la que nos acuna una carpa espectacularmente estrellada. Algunas estrellas son como puños.
Disponemos de calefacción central: Rosa en las piernas y yo en la espalda. A mi se me hace hasta calor y, desde luego, nos salva el plástico ya que las emanaciones queman los plásticos. Tendré cumplido testigo en la espaldera de la mochila y un pequeño agujerito en mi saco de dormir.
A media noche notamos alguna vaporada no demasiado molesta y el cielo pierde transparencia, no sé si a causa de una cierta neblina de altura o consecuencia de la proximidad del amanecer.
Sobre las seis de la mañana, es de noche todavía, me levanto y me voy a la cima. Espero. Estoy solo. Quiere iniciarse el alba.
Luego, en la cima, vamos a recibir al amanecer y a los primeros que están llegando a la cima entre ellos el alemán. La temperatura es estupenda.
Disfrutamos de un amanecer espléndido y espectacularmente rojo a las seis y veinticinco de la mañana. ¡Ha merecido la pena este amanecer!
Charlamos con el personal especialmente con un gallego que nos pregunta. Se ha enterado que somos los del vivac.
El amanecer culmina con la salida del rojo sol por el horizonte.
Luego recogemos el vivac y nos volvemos con todo a la cima
Estamos de cine, ni rastro de cansancio. Es extraordinario. Consecuentemente pensamos en no tomar el teleférico y bajarnos hasta el aparcamiento de los coches y así conocemos una zona más. Son las siete y media.
Bajamos el Sendero Telesforo Bravo y nos llegamos hasta la Rambleta. Algunos se van a esperar al teleférico que llegará a las nueve y nosotros nos vamos hacia el refugio.
Un relajado descenso nos lleva por camino conocido al Refugio Altavista cuando son las ocho y media de otro espléndido día, hermano del de ayer.
No hemos desayunado arriba, hemos comido alguna galleta de chocolate y lo vamos a hacer a la sombra del refugio. Hemos conservado dos litros de agua para la vuelta y nos hacemos un vaso de leche.
Media hora después nos vamos para abajo. Delante de nosotros baja un montañero, es el gallego con el que hemos hablado en la cima.
Comentamos que tenemos la intención de llegar al aparcamiento y allí habrá que hacer dedo puesto que la guagua no pasa hasta las cuatro de la tarde.
-Si queréis? yo voy hasta el Puerto de la Cruz?
-¡Acongojante!
A ritmo y conversando relajadamente nos liquidamos en Sendero de Lomo Tieso y tomamos la Pista de Montaña Blanca para llegarnos hasta el lugar donde la alcanzamos ayer en el ascenso.
Luego la pista desciende suavemente orientada al sudeste durante alrededor de 2 kilómetros para girar directamente al sur y bajar alrededor de otro medio kilómetro y alcanzar el aparcamiento de los coches situado a 2350 metros de altitud. Son las once y cuarto.
Allí está la TF 21. y su coche aparcado. Nos montamos y nos vamos hacia la zona del Portillo.
Creo que es allí donde paramos pues Anxo Carracedo que así se llama, tiene hambre. Le ofrecemos nuestra comida sobrada, nosotros tomamos una caña con limón, el un café con leche y una pasta, invitamos y luego bajamos hasta el Puerto de la Cruz.
A las doce y media nos despedimos en la zona de Martiánez y a la una menos cuarto estamos en nuestro apartotel.
El Teide se ha saldado con 3800 metros de desnivel subidos y 1400 metros bajados y con una sencillez pasmosa. Rosa ha quedado asombrada y encantada y yo con la frase que tenía para matar sus impenitentes dudas: ?Si algo sabemos hacer, es caminar?.


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