Cañon de Ehujarre  

CAÑON DE EHUJARRE

INTRODUCCIÓN

El Cañón de Ehujarre es uno de los tres grandes cañones que conforman la cara norte de las montañas fronterizas de Salazar y Roncal. De Oeste a Este, primero aparecen las Gargantas de Holzarte, con su impresionante puente colgante. Después vienen las angostas Gargantas de Kakueta, muy bonitas pero de pago. Y por último, tenemos el Cañón de Ehujarre, más desconocido quizás pero de una belleza extraordinaria. No podemos olvidar tampoco el barranco de Arpidia, más al Este todavía, en el que está enclavada la entrada (prohibida al gran público) a la conocida Sala de La Verna, gigantesca cueva subterránea a la que llegan las aguas que filtran del macizo kárstico de Larra. Estas aguas continúan su curso y finalmente afloran en las Gargantas de Kakueta, 1400 metros más abajo de la zona en que se filtran.

El recorrido de hoy trata de explorar las Gargantas de Ehujarre, un enorme tajo en la montaña que permanece alejado de las rutas de muchos montañeros. La vuelta la realizaremos por la parte alta del cañón y atravesando el bosque de Utzia para completar un sencillo y precioso recorrido circular.

DATOS DE INTERÉS

-Duración recorrido completo: 5 horas, incluidos descansos.
-Punto de partida: Saint Engrace o Santa Engracia
-Altitud punto partida: 570 m.
-Altitud máxima del recorrido: 1618 m. (Utzigaña)
-Meteorología: sol y temperatura agradable (20º-22º)
-Material empleado: botas trekking y bastones. Los bastones son muy recomendables a causa de la gran humedad que reina en el cañón durante gran parte del año.

ACCESO:

Saint Engrace, o Santa Engracia, es una pequeña localidad zuberotarra, situada en el país vasco-francés, conocida principalmente por su antigua y bellísima iglesia románica del siglo XI rodeada de estelas discoidales y el cementerio. Para llegar desde Pamplona atravesamos el puerto de Larrau, y tras pasar la localidad del mismo nombre tomamos dirección a Tardets. A los 7 km giramos a la derecha hacia Saint Engrace. Ésta es una localidad con dos barrios, Caserne y Bourg, pero nosotros vamos a la población principal, 3-4 km. después de las Gargantas de Kakueta.

Una vez en Santa Engracia ya veremos el cartel hacia las Gorges o Gargantas de Ehujarre. Siguiendo las indicaciones, entramos en el pueblo y bajamos por un empinado carretil asfaltado, que a los 500 m. se convierte en pista, ahora en ascenso tras cruzar un puentecito. Son 400 metros de pista en buen estado que nos dejan en un reducido rellano donde aparcaremos el coche.

DIFICULTADES:

No hay dificultades reseñables en época seca. Ahora bien, son días contados los que el cañón está medianamente seco ya que el sol apenas entra en él, es vertiente norte y la zona de por sí es muy húmeda. La exuberante vegetación da fe de ello. Muy recomendable llevar ropa impermeable para vadear el riachuelo (se cruza varias veces), y sobre todo, bastones.

Nosotros hemos ido en época seca, las últimas dos semanas no ha habido apenas precipitaciones y han sido soleada; el riachuelo no traía agua pero aún así el camino tenía cierta humedad.

DESCRIPCIÓN ITINERARIO:

Partimos, por tanto, desde el pequeño parking situado a 1 km. de Santa Engracia. Un cartel indicador amarillo y dos marcas también amarillas en un poste nos indican que debemos bajar por la pista en dirección al visible cañón. A los 100 metros debemos girar a la izquierda para cruzar una alambrada por un portillo de madera en un estado un tanto precario. A partir de aquí el camino no tiene pérdida ya que está magníficamente balizado con las citadas marcas amarillas e hitos. Cruzaremos el arroyo una y otra vez; por suerte ahora está seco pero en cualquier otra época habrá agua.

Lo que más nos llama la atención es la abundante vegetación. Parece que estemos en plena primavera en lugar del final del verano.

El camino va subiendo sin demasiado desnivel hasta que llegamos, al cabo de 55 minutos, a un claro en el que vemos de frente un gran saliente rocoso a modo de proa. Esta roca divide el cañón en dos, de forma que nosotros tendremos que ir por el lado izquierdo. No hay problema puesto que la senda es clara y nos encamina sin pérdida. A partir de aquí nos esperan 45 minutos de fuerte desnivel hasta que por fin dejamos atrás el bosque y salimos a terreno despejado, aunque todavía dentro del cañón. Una cueva sirve de perfecta excusa para descansar y tomar un trago mientras contemplamos las grandes paredes calcáreas que nos rodean.


Continuamos el camino, esta vez acompañados de un débil curso de agua que paradójicamente es más caudaloso cuanto más subimos, incluso pasamos junto a una bonita cascada. La explicación está en el terreno, kárstico y, por tanto, lleno de grietas por las que se filtra el agua. Por fin, tras 2h 15min desde la partida salimos del cañón y llegamos a los Llanos de Erraitze, un lugar precioso en la cara norte del Lakora. Un poco más arriba vemos la carretera que sube a la Piedra de San Martín desde Belagua, pero no vamos a llegar hasta ella ya que haremos todo el recorrido por terreno francés.

Ha llegado la hora de volver hacia Santa Engracia, pero lo haremos por un camino diferente: si a la ida hemos permanecido encajonados a la vuelta disfrutaremos de buenas vistas desde los altos. Siguiendo las marcas amarillas debemos tomar dirección a un redil cercano y comenzar a subir por terreno semi-herboso hasta toparnos con una pista prácticamente llana por la que transitaremos durante unos 10 minutos. Debemos estar atentos a una desviación hacia la izquierda, debidamente marcada, al pie del Utzigaña, que no es más que una pequeña loma herbosa que se puede subir en 5 minutos. La senda rodea el Utzigaña y continúa en dirección norte hacia Santa Engracia, pero como ya conocía esta cima por una actividad invernal, decidimos subir y disfrutar de sus grandes vistas mientras comemos. Desde el Arlas hasta los Alanos por un lado, y gran parte del Pirineo de Iparralde por otro, el pequeño desvío ha merecido la pena.

Volvemos a nuestra senda y llega la zona más confusa del día, nada más bordear el Utzigaña, aunque el terreno es despejado y la intuición nos saca de cualquier tipo de dudas. Como el resto del día, hay que seguir las marcas amarillas dejando el camino que traíamos más o menos en llano y bajamos, en un principio, ladera abajo directamente hacia el cañón de Ehujarre, aunque pronto hay que ir torciendo a la derecha para no bajar demasiado. Como referencia, en ningún momento deberemos pasar a la vertiente Este de la loma (la que da al barranco de Arpidia) sino que iremos viendo a cierta distancia en todo momento el cañón de Ehujarre a nuestra izquierda. De este modo, tras pasar junto a una borda, enlazamos con un camino más ancho que seguramente terminará en Santa Engracia. Este camino, sin embargo, se puede atajar y de hecho las marcas amarillas nos desvían de él para ir perdiendo altura rápidamente en un descenso pronunciado atravesando el frondoso bosque de Utzia. Ya en la parte baja, cuando ya tenemos Santa Engracia a la vista, atravesamos una zona en obras: supongo que están acondicionando pistas para poder sacar madera. No son más de 10 minutos un poco más incómodos hasta que nuevamente nos volvemos a desviar para llegar finalmente al parking donde hemos dejado el coche.

Hemos realizado, de este modo, una preciosa ruta circular, con un desnivel que supera por poco los 1000 metros y una duración de 5 horas. Totalmente recomendable.