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Senderismo Canal del Cinca PR-HU 137 por klaus -- 25/06/2016
Jornada: (Una) --
(2485 visitas)
  • Zonas: ,
  • Duración sin descansos: 06:00
  • Meteorología: Sol
  • Dificultad: Muy facil
  • Días: 1
  • Num. Personas: 2
  • Tipo: Senderismo
  • Desnivel de subida: 600 metros
  • Desnivel de bajada: 850 metros
  • Distancia: 18500.0 metros
  • Agua:
  • Observaciones:
  • Gps: Sin fichero GPS


Canal del Cinca PR-HU 137  
Croquis Sui Generis
Croquis Sui Generis
Excursión en plan travesía que une las localidades de Bielsa con Lafortunada mediante el camino del Canal del Cinca. Su recorrido es demasiado largo para realizar la ida y vuelta en la misma jornada; salen en torno a las seis horas de caminata, sólo de ida, para llegar a Lafortunada si salimos desde Bielsa, y sobre las cuatro o cuatro y media en caso de finalizar la ruta en el pueblo intermedio de Tella. Cualquiera de las dos alternativas requiere de una combinación de vehículos a fin de disfrutar con tranquilidad de las beldades de la ruta. En caso de tener sólo un coche o de no disponer de un medio para volver al punto de inicio, la parte del trayecto a desechar sería el tramo entre Tella y Lafortunada, pues transcurre durante mucho tiempo por pistas de tierra y tiene un entorno menos interesante que el resto de la ruta. El camino del Canal además está señalizado en propiedad como un sendero de pequeño recorrido,el PR-HU 137, entre Bielsa y Tella, y alargar la jornada hasta Lafortunada es un añadido que se puede obviar por motivos naturales, aunque tenga su provecho y ventaja en términos de intendencia automovilística. Dejar un coche en Lafortunada y otro en Bielsa, resulta una operación a todas luces más breve y cómoda que subir por la revirada carretera de acceso a Tella en sucesivos viajes. Ya dependerá de los medios que el montañero tenga a su disposición, y de sus gustos personales, el asunto de planificar la salida que mejor se adapte a sus posibilidades.

DATOS TÉCNICOS:
-inicio, Bielsa a 1000m. de altitud.
-duración, 4:30 hasta Tella; 6 horas hasta Lafortunada, sólo de ida.
-desnivel, 600 metros de subida y 250 de bajada hasta Tella; 600 metros de ascenso y 850 de bajada hasta Lafortunada. Estas cifras no coinciden con las oficiales, a mi entender mal calculadas, porque hay mucha subida y bajada en el recorrido que aumenta el desnivel.
-distancia, 13500 metros de Bielsa a Tella; 18500 de Bielsa a Lafortunada.

DESCRIPCIÓN:
a la entrada de Bielsa, viniendo desde el sur, hay un aparcamiento grande junto a las piscinas municipales. Un conjunto numeroso de carteles indican el recorrido de la presente ruta y otras posibilidades senderistas. El tramo inicial es el primero de los dos mayores repechos a superar durante el recorrido; el segundo se encuentra en la subida final al pueblo de Tella. La pendiente apenas supone un leve esfuerzo para estirar las piernas, bajo la sombra agradable y fresca del pinar.

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Durante la subida a base de lazadas por el interior del bosque hay un cartel sobre las aves que habitan en el pinar. Las marcas de pintura del PR, amarillas y blancas, siempre presentes en el recorrido, nos llevan tras veinte minutos a un cruce bien señalizado. Por la derecha sale el desvío hacia el valle de Pineta y nuestro rumbo continúa a Tella por el canal del Cinca.

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La mayor parte del recorrido, salvo los tramos en faja o cornisa, están sombreados gracias al follaje de un bosque donde abunda el pino royo. Esta umbría se agradece en verano ya que el terreno es de piedra caliza y desprende bastante calor. El camino, siempre bien marcado, pasa al lado de un abrevadero, deja un ramal a mano derecha, y continúa por un pasillo flanqueado de bojes y avellanos.

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La ruta, con el paso de los años, ha sido acondicionada con una serie de tablillas de madera para informar al caminante sobre los puntos importantes del paisaje, como el cono de deyección sobre la cuenca del Cinca, o unas miradores que encontraremos más adelante. El sendero llanea de forma cómoda y permite una contemplación relajada de Punta Fulsa y Suelza, o de las paredes blancas del Puntal de Bachaco.

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De vez en cuando aparecen unas placas de color azul para indicar que vamos por el camino de Santiago en su variante por la comarca del Sobrarbe. Todos los caminos llevan a Santiago y éste a Tella.

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Una circunstancia que se repite a lo largo del recorrido, y añade metros a la distancia total, es la sucesión de barrancos laterales que el sendero bordea para mantener el rumbo sur hacia Tella. En el primero de ellos hay una bifurcación de senderos que marchan a distinta altura, bien señalizado con las pinturas, con el propósito de eludir un pasaje resbaladizo situado en el camino superior. Hay una cadena instalada para asegurar ese paso, aunque ahora el camino oficial va por abajo, pierde altura mientras pasa por una gravera y luego se incorpora al camino superior tras un tramo pindio de escaleras.

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Llegamos así al primero de los túneles excavados en la roca sobre un camino muy vistoso en cornisa. El trazado es estrecho pero suficiente para andar con seguridad en fila india, además existen muchos cables de seguridad junto a la pared donde agarrarse en caso de apuro o sensación de vértigo. Este primer túnel contiene un boquete abierto a modo de ventana hacia la montaña. También un cartel explica los trabajos realizados en los años 20 para construir la Canal, y cómo transportaban los materiales por este camino, cargados en vagonetas por la vía de un carril.

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En las zonas de mayor umbría del camino, al cobijo de las paredes y con la humedad de la vegetación, crecen unas plantas rupícolas entre las que destaca la oreja de onso, una rareza mas propia de ambientes tropicales y muy abundante en este tramo.

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Más adelante se llega a una plataforma sobre el valle acondicionada como mirador natural, es el mirador de la Mascarina. Un panel describe todos los puntos destacables del paisaje, poniendo nombres a picos y sierras. Buen lugar para hacer una parada y tomar un refrigerio, pues todavía quedan dos horas largas hasta la entrada en Tella tal y como se indica en un poste.

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Los más impacientes o suspicaces habrán notado que en el camino del Canal el susodicho no aparece por ninguna parte. Llevamos más de una hora de marcha y el Canal brilla por su ausencia. Pero que nadie dude, los viejos edificios de los barracones donde vivían los operarios de la hidroeléctrica, ahora en ruina, son un anticipo de la inminente llegada al pasillo cementado de la Canal. El primero de los tramos que avanzan encima del paramento de la obra, siempre en agradable llaneo.

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El agua del Canal sólo aparece a la vista al llegar a los aliviaderos y azudes que encauzan su caudal, porque buena parte de su recorrido transcurre por el interior de la montaña. La senda del PR abandona el piso cementado por la izquierda para orientarse de nuevo al valle del Cinca, en una faja estrecha qe discurre a mucha altura por encima de Congosto de las Devotas y de la carretera.

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De repente sigue una bajada inesperada, a base de cortas lazadas bajo el follaje de las encinas, en unos de los muchos descensos y subidas de corto trayecto que la senda realiza mientras el canal mantiene la misma altura. Esto hace aumentar el desnivel acumulado de la jornada, aunque el esfuerzo es liviano gracias a las partes horizontales del trayecto, como un nuevo tramo en cornisa de gran paisaje a la montaña de Lierga y un caída respetable sobre el río Cinca.

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El camino atraviesa varias pedreras y toma un rumbo claro al suroeste, contorneando las faldas del Puntal de Bachaco. La exposición es más solanera en este tramo, con bosque de quejigos y vista al macizo de Cotiella. El pasillo cementado del Canal aparece otra vez, en un tramo largo para levantar la mirada con seguridad de no tropezar y así gozar del paisaje.

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Después de abandonar el trazado del Canal, que aparece y desaparece cual Guadiana, el sendero llega a otro mirador con panel descriptivo del paisaje y que lleva el nombre de Caixigar. Se tiene una visión frontal de la entrada al valle de Gistaín, en la confluencia del padre Cinca con su hijo el Zinqueta. Mas adelante asoma de nuevo la pared del Canal, justo por donde cruza un barranco en el que es posible refrescarse con sus aguas si subimos los escalones del parapeto de obra.

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El siguiente punto de la ruta a tener en cuenta es una bifurcación bien señalizada con su indicador correspondiente. El GR-19, procedente de Salinas, conecta con nuestro sendero de pequeño recorrido para avanzar juntos durante un corto tramo. Ahora las pinturas cambian de color, a un rojiblanco que agradecerán los seguidores del Atleti, y del Atlético.

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Ahora el camino atraviesa una pedrera, a la vista del siguiente azud y represa del Canal. Un puente de obra facilita la tarea de cruzar el barranco, y justo después, el GR-19 se separa de nuestro camino aunque los dos tengan el mismo destino, Tella.

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El piso de cemento de la Canal será por donde andaremos en el tramo siguiente, un trayecto largo que mantiene altura y con el suelo a veces cubierto por un tapiz herboso.

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Tras dejar el paramento de la Canal por una senda que escapa por la izquierda, viene un corto trecho en bajada hasta el segundo tramo de túneles del recorrido. Una faja colgada sobre la pared, de apariencia aérea pero con la suficiente anchura para recrearse con las vistas, sin peligro de caídas.

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El camino serpentea por la cornisa de la pared, entre quejigos y carrascas, con la oportunidad de asomarse a mucho mirador natural hacia la estética montaña de Lierga y al curso del Cinca que fluye en paralelo a la carretera. Una subida a base de cortas lazadas nos saca a una trocha, en un empalme señalizado con un poste indicador.

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Delante, en lo alto de un cerro, asoman unas antenas que ya habremos divisado en algún recodo del camino andado. Son una referencia que anticipa la cercanía a Tella, pues se encuentran en la parte superior del pueblo. La vereda que seguimos pasa junto a la linde un campo grande de forraje con un par de bordas arregladas. Una bella estampa pastoril con el bosque y las montañas como decorado. Pero atención a no saltarse el atajo a la pista que sale por la izquierda, bien indicado por balizas y pinturas del PR.

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Tella es uno de los pueblos más altos de la provincia de Huesca, y parece que esta parte final del camino se empeña en demostrarlo. Nos espera una cuesta dura que ataja un par de veces a la pista, aunque será el carril el que nos lleve hasta la carretera de acceso a la población. Cerca de ese empalme hay una fuente salvadora si el calor aprieta o escasea el agua de la cantimplora. Una plantación de carteles indican los muchos caminos que se entrecruzan en este lugar. Se recomienda la corta aproximación hasta el famoso dolmen, situado en una campa herbosa que invita al sesteo bajo la sombra del pino y con la murallón del Castillo Mayor al fondo.

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Todavía falta una recta larga por el asfalto de la carretera, en una subida que más arriba halla un atajo señalizado por una baliza del GR-15; parece que todos los caminos llevan a Tella, y la entrada triunfal al pueblo la haremos de manera poco digna por la carretera.

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Que nadie espere un bar o establecimiento semejante en Tella. Lo mas parecido es una máquina expendedora de bebidas al lado de la iglesia. Latas caras que por ese precio ya podían ser de agua santa o cerveza. A cambio el pueblo es rico en mitos y leyendas, como los aquelarres que se celebraban hace unos siglos con nocturnidad y siguiendo unos ritos paganos poco acordes con el método severo de la cristiandad. Hay un centro de visitantes donde se explican los usos y costumbres de antaño, la etnografía de este pueblo pirenaico, además de representaciones de figuras humanas, como brujas o el gigante Silván que asustaba a todo Dios. El centro abre todos los días en verano, y en fines de semana cuando no es temporada vacacional.

Si hemos dejado un coche en Tella para dar fin a la excursión y luego retornar a Bielsa, un añadido muy recomendable para completar la jornada, mejor que la continuación a Lafortunada, es el paseo en torno a las ermitas del pueblo. Apenas una hora de recorrido para admirar los edificios románicos, de factura sencilla pero enclavados en un paisaje de enorme belleza, en especial la ermita de San Juan y Pablo, la más antigua del Sobrabe, consagrada en el año 1019, bajo el desafiante Puntón de las Brujas.

En esta ocasión el vehículo de apoyo espera en Lafortunada, así que toca continuar el viaje y dejar la visita a las ermitas para otro día. Dentro del pueblo, hay que buscar el letrero del GR-15 que baja a Lafortunada en un trayecto inferior a 5 Km, en un poco más de hora y media de descenso.

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Dejamos atrás las casas del pueblo por un carril ancho, con vista despejada a Punta Lierga y Peña Montañesa, además de obtener una postal que serviría de promoción turística a la comarca del Sobrabe, con la silueta de la ermita de Fajanillas sobre los bancales de hierba, y la muralla del Castillo Mayor como decorado.

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Las balizas e indicadores del GR-15 sirven para deslindar el rumbo correcto en los cruces. Se pasa junto a una nave aislada mientras se alternan tramos de pista con otros de sendero.

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El descenso es constante hasta la llegada a Lafortunada, con una trocha que desciende recta bajo la sombra de los pinos y luego de las carrascas. Más abajo saludamos de nuevo a la canalización de aguas para la central, una canal de la que habíamos perdido la pista hacía rato. Hay varias construcciones y una balsa, que vista desde la posición cenital del satélite del IGN, tiene un tamaño considerable aunque es casi imposible acceder a ella. El muro de la canal es complicado de escalar y además faltan tramos en la escalera de acceso.

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La abrupta vertiente del macizo de Lierga es la protagonista de la bajada, con sus canales verticales cayendo sobre la ribera del Cinca. El camino empalma con una pista que tomaremos por la derecha durante un trecho largo. Mas tarde se alcanza una bifurcación señalizada con una alternativa al GR-15 para descender a Lafortunada. Es un PR que, según el letrero, marcha por Sierra Campo y supongo será una opción más larga que la tomada este día por la pista del GR.

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La trocha deja un ramal a mano derecha, en subida, y prosigue recto hasta alcanzar el sendero definitivo de descenso a Lafortunada. Una serie de lazadas, casi interminables por el esfuerzo acumulado de kilómetros a cuestas, y a bajadas, nos ofrecen una visión aérea del pueblo y a las instalaciones de la central, junto a la voluminosa iglesia de Badaín.

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Una hilera de jaulas para recoger a las gallinas, y unos pequeños huertos, son el mejor pórtico rural de entrada a Lafortunada. La cervecita o el refresco están bien ganados si hay algún bar abierto en el pueblo. Luego quedará ir por carretera a Bielsa a fin de recuperar el vehículo número 1.

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