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Espeleología Cueva de la Buchaquera por Bucuesa -- 23/08/2004
Jornada: (Sin especificar) --
(4732 visitas)
  • Zonas: ,
  • Duración sin descansos: 04:00
  • Meteorología: Sol
  • Dificultad: Bastante facil
  • Días: 1
  • Num. Personas: 3
  • Tipo: Espeleología
  • Desnivel de subida: 800 metros
  • Desnivel de bajada: 800 metros
  • Distancia: 6000.0 metros
  • Agua: La cueva no tenía prácticamente agus. Cogerla en la fuente de la pista o en el Río Aurín.
  • Tipo de roca: Caliza.
  • Tiempo de aproximación: 01:00
  • Equipamiento de la vía: La zona recorrida tenía algunas citas y ningún equipamiento
  • Observaciones: Es conveniente llevar citas móviles numeradas y buen material de iluminación. Recorrimos una pequeña parte de la cueva
  • Gps: Sin fichero GPS


Cueva de la Buchaquera  
Mapa de la Buchaquera. Vía en amarillo.
Mapa de la Buchaquera. Vía en amarillo.
CUEVA DE LA BUCHAQUERA.

Miguel Lanaspa.
Rosa Mª. Martínez.
Mariano Javierre.

No somos amigos ni de las cuevas ni de los barrancos, y no es que no los admiremos como fenómenos naturales, que si lo hacemos; ni padecemos de claustrofobia u hidrofobia; sucede que preferimos la amplitud de miras y las perspectivas que ofrecen los picos y las aristas más incluso que los fondos de los valles. Por eso no practicamos ni la espeleología ni el descenso de barrancos pero a la Buchaquera había que ir: es la cueva, por decirlo de alguna manera, de la Peña Edelweis.
En principio íbamos a ir con Pablo, el hijo de Miguel Lanaspa, pero finalmente no vendrá. Seremos finalmente tres ya que cuando se hace la hora de partir, se añade Rosa.
Recogemos a Miguel a la una y media del mediodía del 23 de Agosto de 2004 pues mis socios han salido del trabajo a las seis de la mañana.
Llegamos a Acumuer, pasamos la barrera y nos vamos pista adelante para encontrar a media docena del pueblo que están arreglando la pista de vecinal. Ahora comen.
La pista no está mala y aparcamos junto a fuente bajo el Churrón.
A las tres menos veinte cogemos las mochilas a 1500 metros de altitud y en dirección norte nos acercamos al Río Aurín, lo atravesamos por cualquier parte y nos encaminamos por su orilla derecha hacia los prados y la caseta en el inicio del barranco que baja del Collado de Marañán.
Tomamos el barranco y por el fondo del mismo en el que encontramos senda nos vamos para arriba para tratar de localizar la entrada de la cueva.
Miguel hace muchos años que estuvo en ella y llegó desde el collado. En esta ocasión le han dicho que un árbol grande y una pedrera. Con todo eso y sabiendo que se encuentra sobre los 2050 metros de altitud, según lo indica el mapa, y algo al oeste del espolón sur de Peña Samola Baja nos vamos para arriba hasta alcanzar la base de un amplio corredor que sube en dirección nordeste para alcanzar un circo amplio con una enorme pedrera a una altitud adecuada, pero Miguel que ha visto un árbol grande más abajo nos invita a recorrer la pared caliza en dirección este para tratar de localizar la entrada.
Se va por abajo, Rosa en medio y yo más arriba. Veinte minutos después la localiza en la parte superior de una estrecha e inclinada pedrera justo en la vertical del árbol grande que habíamos visto desde abajo.
Nos reunimos y comemos un poco junto a la entrada de la cueva y poniéndonos ropas adecuadas para lo que haga falta dentro, recogemos las mochilas en la entrada pues quiere gotear y nos vamos para adentro con las frontales. Son las cuatro de la tarde.
La cueva tiene la boca orientada al sudoeste. Es un triángulo de, aproximadamente, 4 por 3 metros que da acceso a una sala algo más ancha y alta de 40 metros de larga y horizontal. En su parte final encontramos una estrechísima galería y nos introducimos reptando por ella. Tiene un cuello muy pequeño, hay huesos de algún animal y grandes mosquitos pero enseguida nos ponemos de pié e inmediatamente se ciega, por lo que hemos de retroceder los 30 metros avanzados para llegar de nuevo a la sala de entrada y tomar una amplia boca, más a la derecha que inmediatamente comienza a descender mediante un amplio tobogán vestido de calizas oscuras, astilladas y muy sueltas.
Pasamos junto a una filtración del techo que nos conduce a un rellano en el que se ubica una sala de importantes proporciones. La cueva no es espectacular ya que no es rica ni en estalactitas, ni estalagmitas, ni columnas. No es que no las haya sino que no son abundantes como en otras cuevas y las paredes son fundamentalmente de calizas ocres más o menos oscuras.
Encontramos alguna cita y seguimos con ellas iniciando un descenso a través de otro tobogán muy amplio y vestido con calizas amarillentas propias de un barranco activo sobre un firme bastante irregular.
Progresamos tranquilamente siempre en descenso y de manera fácil hasta alcanzar otra sala de la que salimos en suave ascenso para introducirnos en una galería que se empina y estrecha depositándonos en un estrecho orificio conocido como el Soplador: nos regala con un fresco e importante chorro de aire que no es necesario ya que la temperatura de la cueva rondará los 14º centígrados y las manos están fresquillas como poco.
Pasada la estrangulación proseguimos por una galería horizontal en la que llevamos a nuestra izquierda el lecho del barranco del que solamente localizamos algunas diminutas planchas de agua. El fondo del lecho del barranco está relleno de una gruesa capa de polvo amarillento, seco y muy suelto en unas ocasiones y en otros de cuarteamientos propios de los depósitos arcillosos desecados.
Alcanzamos una amplia sala con buzamiento de derecha a izquierda rematada con enormes grietas que se elevan oscuras hacia arriba. La sala es larga y tenemos que recorrerla finalmente sobre el polvo del lecho del barranco
En el fondo de la galería tomamos una salida sobre nuestra derecha: se trata de un estrecho tobogán en fuerte descenso, nos conduce a una sala muy irregular en la que hemos de sortear grandes bloques. A continuación un nuevo tobogán muy estrecho, también en descenso nos conduce a atravesar una enorme grieta entre grandes bloques que se sigue con una rampa de ascenso que conduce a la boca de una sala inferior.
Localizamos los restos del equipamiento para rapelar, montamos el rápel y bajamos a la sala inferior.
La recorremos un poco pero nos damos la vuelta ya que la continuación no está clara.
Remontar el rápel de aproximadamente 6 metros no es nada fácil ya que la mitad inferior está muy extraplomada y la parte superior es una pared muy lisa y con presas abombadas.
Llevamos un jumar y con él sube Miguel. Hace nudos en la cuerda y con un paso de hombros sube Rosa con ayuda de los nudos. Finalmente subo yo y continuamos desandando camino hasta la sala anterior a los toboganes. He hecho una fotografía en el rápel, voy a hacer otra en la sala cuando localizamos otra boca en una rampa indicada con una cita y por allí nos vamos en ascenso.
Superamos alguna rampa y alcanzamos una sala característica conocida como el Caos de Bloques. La sala es muy irregular, fundamentalmente alargada en la que describimos un camino sinuoso con irregulares y alternas subidas y bajadas.
Pasamos una zona estrecha sobre un par de orificios muy oscuros y profundos y alcanzamos una rampa estrecha e irregular que nos deposita en una pequeña plataforma. En la parte izquierda una profunda grieta nos impide la continuación pero a la derecha una flecha nos indica que hemos de seguir en ascenso.
Tras pasar la grieta que es un paso muy amplio y húmedo en ascenso, continuamos adelante a un nivel superior por una galería irregular que da la impresión de que gira a nuestra derecha bastante.
Tras el ascenso viene un tramo en descenso y poco después decidimos dar la vuelta al final de otra sala irregular.
La vuelta nos llena de dudas. Recorro una galería horizontal que parece cerrar el círculo que hemos iniciado tras el paso de la grieta y tras algunas dudas de orientación retomamos la vuelta aprovechando las marcas de pintura negra y la desorientación de Miguel. Poco más adelante tras pasar un par de bloques separados, tomamos las rampas que nos han de devolver a la sala en la que hemos iniciado esta última parte. Entre citas, marcas rojas, flechas negras y algunos trozos de hilo de pescar casi nos liamos.
La salida a partir de aquí resulta sencilla y rápida, pues recordamos bastante bien la ruta. A las siete y diez alcanzamos la luz e inmediatamente la entrada de la cueva.
Echamos un trago, recogemos las mochilas y nos vamos pedrera abajo, hay camino.
Bajamos alrededor de 150 metros y alcanzamos una faja herbosa en la que se asienta en árbol grande: se trata de un haya llena de hayucos. Un estrecho corredor nace allí mismo pero nos vamos por la faja en descenso hasta el final de la misma.
No encontramos continuación y nos vamos para abajo sobre terreno muy vestido y muy inclinado. Unos metros más abajo decidimos darnos la vuelta y remontar hasta el haya. Allí nos introducimos en el corredor y bajamos unos metros para salirnos a la derecha del mismo encontrando el camino que buscando viras herbosas entre las placas calizas de la pared nos deposita en el barranco junto a un par de minúsculas cuevas a la izquierda del corredor.
Tomamos el camino del barranco y a las ocho llegamos al coche.
Poco antes de las nueve estamos en Larrés devolviendo la llave a Graciano, el cuñado de Miguel. A las nueve y veinte estamos en casa.
Hoy me resulta difícil evaluar el desnivel realizado. Por una parte han sido alrededor de 600 metros fuera de la cueva, ¿y dentro? Estimo que al menos hemos movido 200 metros aunque en este caso, como en las aristas, el esfuerzo es mucho mayor que el desnivel.
Miguel quiere volver a la cueva. Lo haremos con tiempo y con balizas. Si además se viene Juan puede ser la leche puesto que él la conoce bien.

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