Ermita de Sescún  
Propuesta de excursión circular en los alrededores de Nocito que transcurre por el valle del río Guatizalema y ofrece grandes vistas hacia el Tozal de Guara y el Fragineto. Como punto de partida podemos escoger entre la pardina de Orlato, situada al lado de la carretera unos kilómetros antes del pueblo, o salir del mismo Nocito. A toro pasado, por cuestiones de desnivel y luz solar, parece mejor idea partir desde el pueblo aunque en este día se dejó el vehículo a la altura de la pardina. Los caminos están bien señalizados, con indicaciones en la mayoría de desvíos, siendo una ruta entretenida que recorre parajes solitarios, de bosque mediterráneo y frecuente sombra, con el aliciente de acercarnos al Mesón y ermita románica de Sescún sumando un poco más de tiempo y desnivel a la vuelta planeada.

DATOS TÉCNICOS:
-inicio, pardina de Orlato a 1170m.
-duración, 4:30 la vuelta sin ermita de Sescún; 6 horas en total con visita a la ermita.
-desnivel, 640 metros sin ermita; 800m. con visita a la ermita.

DESCRIPCIÓN:
al lado de la carretera que conduce a Nocito, en una explanada herbosa con vista despejada al Tozal de Guara, da comienzo nuestra excursión. Cerca se hallan los restos de lo que fuera la pardina de Orlato, y un poco más al Norte pasa el camino natural de la Hoya de Huesca que será por donde volveremos. Ahora hay que atender a la indicación de un poste de madera hacia la ermita de Sescún. A lo primero es una pista suave entre matorral de espino, aliagas, con alguna baliza de madera pintada con trazos de color verde. Buena vista de la admirable cara norte del Tozal y de las enhiestas canales del Fragineto.







La presencia abundante de boñigas es señal de que en la zona suele pacer ganado en época estival. La trocha pronto se convierte en sendero bien claro que mantiene cota de altura y paisaje generoso, entre otros, al puntiagudo pico del Borón.







Entre la vegetación típica de estos lares, pasillo de bojes, carrascas, erizones, romero, quejigos, el sendero cruza un torrente y mas adelante pasa entre restos de un tapial de piedras, por encima de una borda arruinada.







Al cabo de una hora sin apenas desnivel, el camino baja de repente gracias a cortas eses aunque manteniendo siempre la misma dirección. Vamos por la falda este de la sierra Gabardiella, bastante abajo de su cordal, por dentro de un bosque llamado Selba en algunos mapas dada la mayor fronda y umbría que ofrecen especies mas robustas de quejigo, encinas, y algún acebo de buen porte.







La senda, sin mucha opción a pérdida y bien indicada con hitos, atraviesa una barranquera de piedra lisa por donde baja un fino torrente, sube una cuesta hasta una especie de falso colladete, desciende otra vez a cruzar otro arroyuelo, y justo después llegamos al desvío que nos interesa.







Justo antes del desvío señalizado hay una fuente que mana del torrente. Una hora y media o, y cuarenta minutos, nos puede llevar este tramo de la pardina de Orlato al cruce. La oportunidad de continuar el trayecto hacia el Mesón de Sescún y la ermita románica de estilo serrablés sita un poco más allá es del todo recomendable, con un suplemento en el horario total de alrededor de hora y media, ida y vuelta desde el desvío. Para tal menester dejo al que pudiera mostrar interés el siguiente enlace del mismo autor sobre la referida marcha: ermita de Sescún
La senda de bajada a Nocito es de trazado obvio con hitos de piedra cada cierto tiempo. Buenos ejemplares de quejigo, casi robles, en este tramo inicial de descenso que presenta alguna curva cerrada. Se vadea un primer torrente junto a unos carteles sobre la explotación privada de caza por la cual pasamos, y donde en temporada cinegética no es extraño darse de bruces con una batida. Buen paisaje hacia la abrupta vertiente del Fragineto cayendo sobre el Guatizalema.







Este tramo de bajada termina junto a un torrente que el sendero vadea sin mayor problema. En la otra orilla viene un repecho esforzado a base de lazadas cortas. A nuestra espalda queda la montaña de Gabardiella, y más al sur el Cuello Salillas por donde pasa el camino hacia el Mesón y ermita de Sescún. Retazos de empedrado en una senda de umbría que alcanza un otero despejado de vegetación. Sigue con el tramo más vistoso de la ruta, una fajeta estrecha con un paisaje incomparable hacia las canales del Fragineto y el valle del río Guatizalema.









Tras esa balconada fabulosa hacia el valle que nos ofrece la senda, ésta gira al sur en un punto donde una cinta atada a un boj parece señalar un desvío a mano derecha, aunque nuestra ruta prosigue por una ladera terrosa, hitos, en un descenso suave hacia el visible a lo lejos refugio del Palomar.







En el recodo donde el camino cruza el barranco del Palomar, el torrente de agua forma una pequeña cascada en la que refrescar el cogote si la calor aprieta. No hay senda clara de acceso al refugio que es usado de muladar para el ganado, como prueba el entorno de la cabaña lleno de lodo y estiercol.





Tras superar el torrente, la senda asciende una cuesta, gira a la izquierda y llega a un cruce. Un mojón señaliza este desvío que si lo tomamos nos lleva a otro en apenas un minuto, que también se coge a mano izquierda para acceder de manera inmediata al dolmen del Palomar. Cobijado en este rincón casi olvidado de la sierra, a la construcción funeraria parece que le falte la piedra de encima o el tejadillo entre las lajas laterales.







Ahora surgen dos opciones para seguir el itinerario. De la zona del dolmen veremos unos mojones de piedras que descienden por una barranquera y se introducen en el sotobosque. Por allí se enazará mas adelante, sin perder mucha altura, con el camino natural de la Hoya de Huesca, en dirección a Nocito que es adonde vamos. La otra alternativa, tomada este día, casi mas por equivocación, es desandar hasta el desvío del dolmen pues el sendero continúa en descenso y al cabo de cinco minutos conecta con una pista. Ésta baja hasta casi la orilla del río Guatizalema, uniéndose con el camino natural en el tramo que une Nocito con Vadiello, en un cruce bien señalizado con carteles.





A partir de este momento y hasta el final en la pardina de Orlato, todo el recorrido se hace siguiendo las indicaciones del camino natural. Un tramo equipado con escaleras de madera asciende un repecho fuerte y arriba, conecta con la senda vista junto al dolmen que además está señalizada.





Hacia Nocito, la senda desciende o llanea entre matorral siempre por encima del curso del río y de la pista, con la que mas adelante se vuelve a conectar para dejarla de inmediato, panel de información del camino natural. Vegetación de ribera y cruce gracias a una hilera de piedras de un afluente del Guatizalema. Las aguas del río pueden ser alivio de los calores estivales al pasar muy cerca de ellas, justo antes de alcanzar la pradera usada como aparcamiento de salida al ascenso clásico del Tozal de Guara.









Van a ser 25 minutos de pista, en muy ligero asenso, cómodos, con el mayor aliciente de darse la vuelta cada x tiempo con ojeto de recrear la mirada en la imponente muralla del Tozal.





Poquito antes de llegar a Nocito hay una bifurcación en la pista pues sale a la izquierda un camino señalizado. También lleva al pueblo, pero al otro extremo y es indicado si queremos dar una vuelta por sus casas y acaso tomar un refresco cuando la ocasión se presentare o estuviera abierto el bar. De continuar por la pista pronto se alcanza el puente de origen medieval y una serie de indicaciones sobre el parque natural y su entorno.







El camino natural avanza un centenar de metros por la carretera o calle de entrada al pueblo. Hay una fuente para abrevar si vamos con escasez. Las señales, abundantes, tanto del GR-1 como del camino natural salen por la izquierda entre restos de tapial y gran panorama a la sierra. Es la tónica habitual de este tramo entre Nocito y la pardina de Orlato, los muretes de piedra flanqueando el camino que regala numerosas postales del Tozal. Eso sí, todo en subida.







Podemos encontrar el camino un pelín encharcado a causa de un depósito de agua y sus emanaciones por el que pasamos más arriba. Los hitos y balizas ayudan a no perder la orientación en un terreno de lajas de piedra lisa, matorral de boj, y cortos tramos de mayor sombra gracias a la presencia de quejigos.







Siempre en subida, se pasa al lado de una plantación de lo que parecen almendros, y por vez primera se cruza la carretera, cosa que se repetirá mas adelante en varias ocasiones.
Una antena de color verde queda a la derecha del camino como buena referencia, aunque las señales hacen complicado perder el rumbo. En el último cruce carreteril, un poste indicador señala la dirección a Lusera pero ya no hace falta seguirlo; basta andar un rato por el asfalto para dar término a esta provechosa ruta circular cerca de la pardina de Orlato.









Fin.