Hola todos
Estamos en verano y en Alpes, en el ascenso al Mont Blanc, año tras año aparecen en los medios las progresivas restricciones para su ascenso por su ruta normal más sencilla y frecuentada. Hay que regular de alguna manera la masificada ruta de Gouter, algo que no es nuevo pero que en los últimos años se había desmadrado un tanto. Número total de montañeros por día, reservas de refugios, prohibiciones de acampar, máximo número de integrantes por cordada, preferencia de guías con clientes, actividades permitidas, etc.
Los numerosos accidentes, imprudencias temerarias, récords absurdos, efectos Kilian de zapatilleros minimalistas qué confunden atletismo con alpinismo, aunque seguro que siempre habrá algunos, los menos, que tienen el altísimo nivel de preparación que se lo permita, pero pienso que no es lo común. Todo esto exigía una cierta regulación.
Se suma además el evidente cambio climático con la regresión brutal de los glaciares, la elevación progresiva anual de la cota de altitud en el nivel del permafrost, con los desprendimientos, rehielos ineficaces por ascenso de temperaturas en altitud, etc.
Acaba de publicarse un estudio sobre un punto emblemático en la ruta de aproximación-ascenso al Mont Blanc, la famosa bolera.
Qué ponga la mano en el fuego aquel que llegando a ese paso clave no ha notado como sus pulsaciones se aceleraban, más si cabe de lo normal por la altitud y la propina de pasar a paso bien ligero, pero a la vez concentrado de donde pisas, el tramo comentado para minimizar el tiempo de exposición a las frecuentes caídas de piedras. Ya he pasado, piensas mientras recuperas el resuello, ahora ya solo toca volver a pasar a la bajada.
Su lectura es muy interesante para todos aquellos que pretendan subir al techo de los Alpes. Aviso de que alguna imagen del vídeo es impactante.
Y sí, claro está, existen otras rutas normales de ascenso, la integral de los cuatro miles desde Los Cósmicos, la ruta italiana por Gonella, qué exigirán todavía mejor forma física.
Igual conviene replantearse la logística. Prepararse a conciencia, ir muy aclimatado y subir del tirón desde Tète Rousse, palizón que implica para empezar a que de vueltas el desayuno en el estómago, subir de noche a Gouter y lo que queda todavía. Quizás entonces, demorar demasiado el descenso, abierto a las posibles nubes que suelen tener querencia por la zona de cumbre y Vallot y lo peor, tormentas vespertinas que se adelantan sin avisar.
Pero tranquilidad que el Mont Blanc seguirá en su sitio y siempre queda como alternativa ir fuera de temporada, para chapotear con las zapatillas en las más que seguras nieves que encontraremos ya mucho antes de la bolera. Esto último va con ironía. Qué cada uno suba como le apetezca, vamos.
https://www.desnivel.com/cultura/un-estudio-pone-cifras-y-horas-a-las-caidas-de-piedras-del-grand-couloir-du-gouter/
¿Qué os parece?
Saludos
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